En Tarija no encuentran lugar donde construir una planta de tratamiento

Tarija.- Encontrar un lugar para ubicar la nueva planta de tratamiento de aguas residuales es un verdadero dolor de cabeza para las autoridades de la Gobernación que ven como se encara una tarea contra el tiempo.

El casi inminente colapso en las lagunas de oxidación del barrio de San Luis obligó a buscar un lugar apropiado para la construcción de este almacenamiento, que no afecte la salud de quienes viven en la cercanía de esta planta.

El primer obstáculo son los propios comunarios de los barrios hasta donde se llegó para ubicar la planta. Los dirigentes de las zonas se oponen tenazmente a la construcción de estos ambientes, lo que podría provocar que se pierda el financiamiento del proyecto por parte de la Cooperación Holandesa que fijó un monto de 12 millones de euros.

“Piden compensaciones, una serie de requerimientos y la oposición es tenaz, de manera que no se pueden hacer los estudios previos que requieren este tipo de obras”, aseveró el gerente General de la Cooperativa de Servicios de Agua y Alcantarillado Tarija, José Luis Patiño, quien lleva contabilizados siete lugares donde se intentó hacer esta tarea y ahora sugiere realizar un nuevo levantamiento topográfico.

“La Cooperación Holandesa no exige acciones, se ha hecho el desembolso, pero hasta que no se inicien las obras no habrá más erogaciones. La licitación vendrá después de haber encontrado el lugar y que no exista el riesgo de la paralización de las obras, por alguna queja o frenos que pongan los comunarios de la zona que se elija”, acotó Patiño

La multiplicación de aguas residuales se debe en gran manera al crecimiento poblacional y porque se generó mayor provisión de agua potable, a partir de la asignación de recursos al Programa Guadalquivir. En la misma proporción crecieron las aguas residuales que deben ser tratados en una nueva planta.

Los responsables del proyecto señalaron que recibieron una ampliación de los plazos requeridos para el inicio de las obras a seis meses, lo que representa una carrera contra el tiempo, porque no se pueden dar más plazos y en algún momento hasta podrían retirar la ayuda.

“Creo que se debe trabajar en la persuasión a los vecinos del barrio que se elija, tomando en cuenta que se trata de un bien que favorece a todos. Los financiadores extranjeros son estrictos en este caso, se respetan los plazos, sin embargo, no podemos nosotros en la región seguir ampliando los plazos y que llegue el día fatal en que diga la cooperación que se llevará los recursos a otra parte”, acotó Patiño.