Dos partidos, seis puntos, campaña perfecta
The Strongest suma tres puntos más y ahora tiene seis en dos partidos. Anoche tuvo al frente a Juan Aurich, un equipo complicado, marullero, que perdió tiempo para incrementar los nervios en el local y al final se quedó sin energías para buscar el empate.
Hay partidos complicados, que se juegan lejos de los arcos, con mucha marca y muy cortados. El de anoche fue uno de ellos. Es que el equipo peruano hizo lo suyo y parecía caminar a un empate, hasta que llegó el zapatazo de Escobar.
Al equipo atigrado le faltó continuidad, variantes ofensivas, ideas para abrir la barrera que presentó el Aurich, que apostó al contragolpe, encontró algunos espacios vacíos en el primer tiempo y fue muy cauteloso en el complemento.
The Strongest apareció sólo en algunos pasajes, tenía claridad cuando el balón pasaba por los pies de Escobar y Chumacero, se oscurecía a la entrada al área rival, porque llegaba casi siempre con el horizonte cerrado, con espacios infranqueables y con varias piernas rivales.
El local tomó en serio su papel desde el minuto inicial, llegó por los laterales y parecía que iba a romper una cerrada defensa, sin embargo a los 21 minutos se encontró con el marcador en contra en una jugada inusual. John Valencia ejecutó un tiro libre desde 40 metros; el balón fue contenido a medias por el portero Vaca, que parecía tener vaselina en los guantes, curiosamente el pique del esférico desconcertó el portero que vio como se le escurría entre los pies y trasponía la línea de gol.
Con un gol en contra y los ánimos enfriados, The Strongest empezó la tarea para remontar el marcador y buscar el triunfo. El primer capítulo lo saldó a los 25 minutos luego de un pase de Sacha Lima que González bajó el balón con el pecho y en jugada maestra remató de sobre pique para batir al portero Diego Penny.
Intentó el Tigre una y otra vez hasta la final del primer tiempo, pero no tuvo claridad, de manera que se fue a los vestuarios con el empate gris.
En el segundo tiempo, el local buscó sus variantes, intentó por arriba y los laterales, pero se encontró con un muro y un rival que perdía el tiempo ante la complacencia del árbitro, hasta que llegó el zapatazo inesperado.
Escobar que había pasado desapercibido durante largos pasajes arrancó en la media línea rival, dejó en el camino a dos rivales y sacó un derechazo bajo, junto al poste, de manera que el balón se fue a las mallas. Despertó la tribuna, despertó el once atigrado y el partido adquirió tono vivaz. El reloj marcaba el minuto 32.
Aurich salió de la cueva en busca del empate, pero en cada contragolpe sabía que The Strongest le podía dar la estocada final, por ello que no se animó a irse frontalmente, además, no tenía muchos recursos y el local administró bien el balón.
Ernesto Murillo Estrada
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