El desacato (falta de respeto a la autoridad) nació en el antiguo derecho romano como medio de protección al Emperador, pero en los regímenes democráticos actuales tiende a desaparecer, aunque en Bolivia es el recurso al que están acudiendo permanentemente varios funcionarios de Gobierno.
La presidenta de la Cámara de Diputados, Rebeca Delgado, defiende esta figura porque está vigente y es necesaria en razón a las injurias y calumnias que sufren las autoridades estatales.
Los partidos de oposición pidieron al Gobierno escuchar las sugerencias de los organismos internacionales y colocar este tema en la agenda de la Asamblea Legislativa, para anular esta figura del Código Penal boliviano.
El abogado Carlos Alarcón sugiere eliminar el desacato porque contradice el espíritu de la Constitución Política del Estado y va contra los derechos humanos y los tratados internacionales. Recuerda que el Estado boliviano podría ser sujeto de sanciones si los ciudadanos afectados acuden a la Corte Internacional de los Derechos Humanos.