La Creación de la Pedagogía Nacional, una de las obras cumbres de Franz Tamayo, se difundió a la comunidad nacional a través de las páginas de El Diario, en una serie ordenada de columnas diarias.
Tras la victoria de la Revolución Federal de 1899, la corriente liberal triunfante se planteó una serie de alternativas para hacer de Bolivia un país moderno, un país que pueda desarrollarse como los vecinos y tomó como base el pensamiento evolucionista y darwinista.
La educación se convirtió para los liberales en uno de sus pilares fundamentales, de manera que era necesaria una nueva pedagogía nacional, que debía tener como base el modelo extranjero. Basta citar aquél párrafo de Alcides Arguedas en el libro Pueblo Enfermo, para darse cuenta de ello, el citado autor dice: “Don Ignacio calderón, educado en Europa, por consiguiente culto…”.
Daniel Sánchez Bustamante y Felipe Segundo Guzmán, educadores de méritos y seguidores de Herbert Spencer, estaban empeñados en estudiar los sistemas educativos más apropiados para la regeneración de la raza indígena.
En este marco escribe don Franz Tamayo su “Creación de la Pedagogía Nacional”, un discurso del valor de lo autóctono. Plantea trabajar sobre la energía y superioridad del indio, la energía y voluntad que éste tiene. Así es como, desde las páginas del medio impreso más influyente de la época traza con vigor y empeño el plan que propone al país y llega al corazón citadino. “De hecho el indio está reconquistando o llamado a reconquistar su puesto usurpado”, decía entre tantas líneas en una de las páginas de septiembre de 1910.