Plaza cerrada

Señor Director:

Quién podía pensar que un grupo pacífico como el de los discapacitados se tornaría violento y con esta acción opacaría la buena imagen que de ellos tenía la población.

No obstante las dificultades por la que atravesaron en su camino, la muerte de un niño, hijo de una persona discapacitada y muchos otros problemas que son parte de su condición, en sillas de ruedas, soportados en muletas, bastones y troncos, llegaron primero a la ciudad de El Alto, donde se sorprendieron porque la población de un bastión supuestamente masista, les dio buen trato. La actitud de la alcaldía alteña no podía ser otra que darles una bienvenida, ya que en caso contrario la crítica contra esa entidad hubiera sido implacable, a favor de la causa de los discapacitados, que para variar tuvieron un lugar acogedor para pasar la fría noche de Los Andes.

La hostilidad con la que se los recibió en pueblos donde predomina la ideología masista radical contrastó con el creciente apoyo a su favor. Pero para lamento del boliviano con conciencia justa –que por suerte somos la mayoría- los discapacitados reaccionaron ante el bloqueo policial de una manera que no se la puede apoyar y que amenaza con desmoronar todo el apoyo y la imagen que han ganado con esfuerzo.

No se puede evitar pensar en cuánta más presión se habría ejercido sobre el Gobierno, si los discapacitados hubieran mantenido una estrategia pacífica, que siempre logra más que la inútil violencia que suele suceder cerca de la plaza Murillo, que en días difíciles es el lugar más exclusivo de La Paz.

Luis Fernando Flores Rojas

C.I. 10001142 L.P.