Para corregir errores

Cualquier resultado habría sido utilizado para criticar a Quinteros y su grupo. Si Bolivia ganaba 10-0 se habría dicho que se le ganó a un equipo de beisbolistas, si ganaba 3-0 se diría que fue un marcador módico ante un equipo casi profesional y ni hablar si se empataba o perdía.

Bolivia ganó 1-0 y nada más en función de resultado. Tuvo opciones como para hacer un par de goles más, pero las desaprovechó y ese es el primer punto, porque un equipo serio no puede perder tantas oportunidades.

Cuba presentó un equipo joven que apretó en todos los sectores, pero se nota que no tienen categoría para partidos de esta línea, pese a ello estuvieron a punto de empatar a los 13 del complemento cuando un remate de Chang pegó en el ángulo.

Bolivia fue más que el rival, pero jugó contenido, sin mucha convicción, sin desbordes por los laterales, con escasa presencia ofensiva en el área rival y con una defensa que se complica cuando la aprietan.

El gol de Pedriel a los 8 del complemento fue el producto de una jugada rápida, punzante y efectiva, como deberían ser todos los intentos ofensivos. Entró por la derecha Añez hizo el centro preciso al área y atropelló el goleador.

Queda para corregir la precipitación de Martins, quien tuvo al menos tres ocasiones, pero quiere resolverlo todo rápido, atropellando, cuando a veces es conveniente esperar una fracción de segundo más y colocar el balón.

El ingreso de Chumacero en el complemento le dio vivacidad al medio terreno, que debe ser el sector menos equilibrado del equipo nacional. Es que este tipo de partidos sirven más para corregir los errores que para apreciar los avances.

Lo importante es que por lo menos se jugó, se entrenó algunos días para disputar un partido con un rival que parecía escuálido, pero tiene algunos atributos. Este tipo de partidos sólo sirven para las estadísticas, pero deberían servir para mucho más, por ejemplo, para corregir la cantidad de errores del equipo nacional.