Personas con capacidad diferente protestan
El Gobierno aprobó en febrero pasado un bono solidario de 1.000 bolivianos por año para las personas con capacidad distinta. EL DIARIO recogió algunos testimonios de quienes participaron de la vigilia en el centro paceño. Ellos mencionaron que este monto no les alcanza para vivir y piden al Ejecutivo sensibilidad y mejor administración de los recursos.
En medio de lágrimas y recuerdos dolorosos, estas personas, muchas veces discriminadas por las autoridades, entidades públicas y hasta sus propias familias, relataron sus experiencias y los altos gastos que deben realizar para sus tratamientos.
Sandro Arnés
“Tuve un accidente el 2004, un bus me atropelló. Estuve internado un año y seis meses en el hospital. Después de ese tiempo me han diagnosticado, a fines del 2006, diabetes y leucemia.
Hace dos años padezco de epilepsia porque a causa del accidente tengo una filtración en el cráneo. Son tratamientos muy difíciles de pagar, porque los medicamentos son caros. La insulina compro con Bs 460 para 15 a 20 días. Cada ocho meses me someto a una transfusión de sangre, radiación, cambio de plaquetas y gasto en eso Bs 3.000. Estos Bs 1.000 no me alcanzan ni para comprarme medio tratamiento de “Farmapin” que adquiero con 7 dólares al día para la leucemia. Tenemos otras necesidades porque nosotros no podemos muchas veces trabajar. ¿Qué hay de las muletas, vestimenta, alimentación y pasajes? El transporte público no nos atiende. Yo tengo que pagar un radiotaxi desde Punata hasta Cochabamba y pago el pasaje de ida cerca de Bs. 80.
Mi familia vive de 20 a 25 años fuera del país, hasta la familia te discrimina, parece que tienen miedo o vergüenza de tener un familiar discapacitado”.
Wilson Espinoza
“Perdí mis dos piernas cuando tuve un accidente con un ferrocarril hace 16 años. Lamentablemente, la empresa para la cual trabajaba no nos ha indemnizado y es triste porque desde entonces yo vivo sufriendo. Ahora no puedo trabajar, sólo ayudo a mi madre cuidando los animales en nuestra casita allí en Punata, Cochabamba. Antes yo vivía con mis abuelos, les ayudaba en apicultura y estudiaba. A veces trato de estar tranquilo pero extraño volver a caminar porque no es lo mismo hacerlo con las piernas ortopédicas.
Lamentablemente este bono que ofrece el Gobierno, no nos alcanza. Un pasaje de Quillacollo a la ciudad es Bs. 2 y según el bono tendríamos Bs. 2.70 por día y no alcanza.
Lo que mas se gasta es en las sillas de ruedas porque cuestan más de 300 dólares. Mi madre gasta alrededor de Bs. 150 y Bs. 200 al día para medicamentos y otros gastos de la casa como luz, agua y otras cosas que yo no puedo pagar porque no trabajo. Dependo de mi madre, porque esta sociedad no te da las oportunidades para trabajar, hay mucha discriminación”.
Zulema Zucama
“Mi hijo, Jorge Gonzáles, tiene seis años y padece una enfermedad congénita. Yo tuve tres hijos. El mayor falleció hace dos años con la misma enfermedad y ocurrió lo mismo con mi hija que padeció leucoditrofia metagnomática, un mal que no tiene cura. Mientras este niño que no se ha muerto todavía trato de mantenerlo y de darle todo lo que puedo. Esta enfermedad se manifiesta a partir de los seis años, los niños se desarrollan normalmente hasta los cinco años. Luego comienzan a atrofiarse, dejan de caminar, empiezan a caminar con los pies torcidos y no hablan. Con el tiempo se les quita las ganas de comer, comen papillas, quedan ciegos o sordos, hasta quedar postrados en cama.
Tengo que gastar mucho con mi hijo, el bono que ofrece el Gobierno no nos alcanza. Mi hijo come cinco veces al día, compro pañales todos los días. Un paquete de pañales me dura 10 días y pago Bs. 120. Toma “Lespirón”, un frasco me dura 15 días y eso me cuesta Bs. 145. Más adelante tendré que comprar medicamentos para que no tenga convulsiones y ese será otro gasto”.
Vicente Chambi
“Hemos iniciado la marcha el 15 de noviembre del 2011. Estoy impedido sin poder mover mi brazo y mi pierna desde el año 1986. Tuve un accidente cuando un bus en la que viajaba se accidentó. Las lesiones fueron tan fuertes que ahora no puedo mover la mitad de mi cuerpo. Antes de este accidente yo trabajaba como empleado público en la Policía, en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y ahí también me han discriminado porque ya no quisieron que trabaje. He pedido ayuda pero no me dan curso, ya que tengo más de 60 años y no tengo de qué vivir.
Estos días en la vigilia no estuvimos bien. El frío hace que nos enfermemos. La lluvia moja las carpas y la humedad hace que nos duelan los huesos. El bono que dice el Gobierno es solidario no nos alcanza para nada. ¿Quién puede vivir con Bs. 80 al mes? Para nosotros es una humillación lo que el Gobierno hace con nosotros.
Yo necesito dinero para mis medicamentos, no tengo el hueso óseo de mi cabeza. Tengo que ir al médico dos o tres veces al día, porque me dan convulsiones. Yo le pido al Gobierno que se sensibilice y que sus promesas sean cumplidas porque solo pedimos lo justo”.
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