Quedaron congelados

Bolívar, el de los imposibles, el que sorprende cuando los pronósticos lo dan por muerto, el que saca a relucir su jerarquía en los momentos clave, ganó anoche por 1-0 a Junior en Barranquilla, en una noche tórrida que empapa cualquier camiseta y que deja extenuado al mejor preparado.

El mérito del equipo boliviano estuvo en la administración del balón, en el ordenado juego para salir con balón dominado, en la capacidad para aprovechar su momento y en la administración de los recursos físicos en el agobiante calor de Barranquilla. Es que el plantel celeste, el más copero de los bolivianos le hizo caer la gota fría al Junior en su propio terreno.

Empezó presionando al rival, lo tuvo a mal traer en su terreno y distrajo tanto al rival, que sólo Giovanny Hernández sacó de la modorra a su equipo con un par de pases impresionantes.

El local tuvo dos ocasiones en el primer tiempo y ambas jugadas concluyeron con el balón en el madero a los 9 y 35, las dos situaciones se generaron por la derecha, por donde el técnico mandó a marcar a Ruddy Cardozo.

Por contrapartida, Ferreira a los 16 remató cruzado en una entrada solitaria al área; el propio goleador no pudo definir ante el portero a los 36 y a los 40 Arce no llegó a peinar el balón porque no calculó bien la entrada.

El segundo tiempo pareció marcar el dominio del local que se fue adelante, y entonces el peso del encuentro cayó sobre la espalda de Walter Flores y Scaglia, más el trabajo casi impecable de Edemir Rodríguez, preciso en los cortes.

Cuando más buscaba Junior el desequilibrio, ingresó Abdón Reyes por la izquierda y Álvarez por la derecha para cambiar el curso del encuentro. Entendió Bolívar que la mejor manera de frenar al Junior era atacándolo, buscando los espacios, aprovechando que el rival se le venía encima.

A 10 minutos del final, tras un tiro de esquina, Scaglia le entregó un pase milimétrico a Ferreira que con golpe de cabeza anotó el que sería el único gol del encuentro.

Lo que hizo después Junior pertenece a la crónica de los partidos en los que se va todo el equipo local adelante incluido el guardameta. Por ello que a los 46, Ferreira no vio que el guardameta se había ido de viaje y en lugar de rematar a portería vacía envió un pase a su compañero colocándolo en posición de adelanto, pero aquello pasó como anécdota, porque a vuelta de hoja, el árbitro marcó el final del encuentro.

Un triunfo inesperado, una victoria para el recuerdo de Bolívar, que parece jugar bien cuando está apurado y lo dan por muerto. Buen partido de Edemir Rodríguez, volvió por sus fueros Campos y Ferreira dijo una vez más presente a la hora del gol. El resto hizo lo que una buena orquesta hace en los momentos de lozanía, nadie desafinó, nadie descansó, todos estuvieron atentos y llegaron al final con el grito de victoria a flor de labios.