Franz Moreno Valdivia
La ciudad de El Alto se halla ubicada al oeste de la ciudad de La Paz, tiene una extensión territorial de 5.100 hectáreas y se halla dividida en 13 distritos municipales; su población, según estimaciones del INE, alcanzó el 2010 a 960.767 habitantes. El Alto se abrió paso primero como zona rural, después como zona urbano marginal y en la actualidad como ciudad. Dicha urbe es considerada como la más joven y más pobre, por las bajas condiciones de vida de su población.
Es necesario en su 27 aniversario preguntarnos si tiene algo que festejar. Son varios los estudios que señalan que el crecimiento poblacional no es sinónimo de “desarrollo”, su aparato productivo presenta serias limitaciones para absorber productivamente la fuerza de trabajo disponible y crear las condiciones necesarias para el acceso y el consumo de bienes y servicios básicos colectivos.
Esta falta de correspondencia entre urbanización e industrialización ha provocado una profunda “crisis urbana” que se expresa en un marcado déficit en el acceso y la dotación de servicios básicos y la falta de fuentes de trabajo.
El Mapa de la Pobreza 2001 ubica a la ciudad de El Alto con un elevado porcentaje de pobreza y un mayor índice de vulnerabilidad social. De un total de 634.535 habitantes estudiados, 210.031 están en una situación de “no pobres” y 424.504 en condiciones de “pobres”. Explicando esta información se tiene que el 49% de la población alteña vive en la pobreza moderada, el 25.6 % se halla en el umbral de la pobreza y el 17% se halla en situación de indigencia. De acuerdo con estos datos estadísticos se dice que los distintos niveles de pobreza alcanzan al 66.9% de la población.
A pesar de las estadísticas oficiales que señalan que en esta ciudad prevalece el empleo formal, la evidencia empírica revela que aún no existen suficientes oportunidades de empleo e ingresos económicos para llevar adelante una vida digna. No existen empleos productivos, empleos industriales, ni empleos en el ámbito de los servicios modernos, más bien prevalecen empleos informales de baja productividad que generan bajos e inestables ingresos.
En esta ciudad es mayor la cantidad de trabajadores ligados al sector informal de la economía, particularmente vinculados al comercio minorista y los servicios personales. La actividad comercial se extiende por todo El Alto a través de puestos de venta fijos, callejeros y ferias semanales, por ello no es casual que se afirme “en El Alto es fácil hallar un mercado, pues toda esta ciudad se ha convertido en un gran mercado”.
Según el primer censo de establecimientos económicos de la industria manufacturera en la ciudad de El Alto, en ella funcionan 5.545 establecimientos industriales, de los cuales el 90% estaría conformado por unidades productivas que tienen como mínimo un trabajador, que generalmente es el propietario, hasta un máximo de 4 trabajadores. La pequeña industria que emplea entre 5 a 19 trabajadores representa el 8%, la industria mediana que emplea entre 20 a 49 trabajadores representa el 1% y la gran industria con más de 50 trabajadores representa el 0.6%.
Datos estadísticos proporcionados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio informan que la dotación de agua potable alcanza al 89.2 % y la red de alcantarillados al 45.8% de la población alteña. Asimismo informamos que esta ciudad genera cerca de 450 toneladas de basura por día, situación que provoca serios problemas de contaminación ambiental.
Otro problema latente de población es la inseguridad ciudadana. Según los datos estadísticos disponibles la ciudad de El Alto es la urbe con más violencia e inseguridad vinculada a las acciones de atracadores, cogoteros, violadores y asaltantes de domicilios y negocios -en los últimos meses más de 70 personas fallecieron en manos de los llamados “cogoteros en minibuses”. Se dice que existe un policía por cada 250 habitantes de la ciudad. Casi todos estos “dramáticos relatos” revelan como un común denominador la vulnerabilidad extrema de la población y la incapacidad de los organismos de seguridad pública para prevenir y enfrentar esta ola de delitos y crímenes.
Después de ver algunos problemas dramáticos de la ciudad de El Alto, requiere el fortalecimiento de su economía local para beneficios sociales a través de la generación de empleos. Por otro lado, que los males sociales como pobreza, prostitución, drogadicción, aborto, alcoholismo, violencia e inseguridad ciudadana no aumenten. Que las autoridades de gobierno, prefectura y municipio aúnen esfuerzos para que la calidad de vida de cada alteño mejore. Y no se escuche promesas que solamente quedan en discursos, como lo hicieron estos últimos años.
El autor es docente universitario, Comunicador Social.
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