Que la gloria los bañe

Nadie entiende desde cuando son diferentes, algunos se aventuran a asegurar que las diferencias son desde siempre, con profundas raíces en lo mitológico.

Otros juran que fue en tierras lejanas, gobernadas por reyes de fantasía, donde una dinastía por instrucción divina creó a estos contrincantes.

Las teorías se mezclan en la necesidad de tratar de encontrar sus inicios, para muchos fue desde siempre, en la pugna por ser el mejor, el más antiguo o quien ganó mas batallas, es donde comienzan a trenzarse historias que se remontan a la creación del mundo.

Para cada uno es inadmisible dejarse superar por el otro, tal vez no duele tanto el perder en manos de un tercero, pero entre ambos mientras mayores diferencias tengan, mejor.

Los orgullos se exaltan y las camisetas se transforman en uniformes de ejércitos distintos, las hinchadas se convierten en seguidores incondicionales dispuestos a entregar la vida por llenarse la boca en un grito, unificando las pasiones de miles que los acompañan.

Las apuestas suben para ver cual de los dos tiñe con sus colores el estadio y quién pinta mejor con sus cantos la acuarela de una tarde dominguera.

Las esperanzas se trasladan armoniosamente sin prisa pero sin pausa en distintos lugares de la ciudad, para encontrarse desesperadamente con sus pares, quienes con la cara pintada se separan para que el encuentro épico comience, el estar rodeado de los mismos colores de tu carne te da cobijo, te sientes protegido y esa seguridad te agranda.

La mayoría por suerte entiende que este noble juego de multitudes servirá por siempre para unir y no para separar, tal vez por eso también en el Siles o en Bolivia se vive de una manera diferente, porque la tolerancia y la educación en su máxima expresión, permiten que el guerrero de la otra mitad se siente al lado tuyo y sin sentir que invade tu territorio accedes a esta cercanía, lo miras de reojo y deseas desde lo más profundo de tus entrañas, que la diosa fortuna te toqué, aunque sea sin querer, para que la gloria te bañe solo a ti y los tuyos. Conoces demasiado el capricho y la terquedad de la divinidad; sabes que jugará con los sentimientos de ambos y terminará entregando las dulces mieles del placer a cualquiera, ahora entiendo porque gritas tanto… es para llamar su atención y conseguir un guiño de ojo.

El del otro bando disfruta al igual que tú o sufre al igual que todos los vaivenes que les depara el encuentro, eso los acerca y los hace parecidos y es en esta complicidad que sin darse cuenta, todos… se vuelven uno en la adoración del fútbol.

Imaginariamente luzca las mejores galas para esta tarde, de punta en blanco enarbole los colores de su pasión y vaya al estadio, prepare la garganta, la paciencia y la pasión… por que el clásico paceño lo estará esperando, para abrazarlo.