La crisis mundial y sus secuelas

El mundo está confrontando una grave crisis económica y social, en la se halla involucrada la política, insoslayablemente. Pues, su solución o persistencia dependerá, en última instancia, de las medidas que adopten los gobiernos. De hecho, causó ya la caída de cuatro de éstos en Europa: Irlanda, Grecia, España e Italia.

Las doctrinas económicas y políticas están en juego. Entre los países, unos y otros adoptan las distintas opciones que existen en estas materias, con resultados finales que están todavía por verse.

La crisis se inició en Estados Unidos, en 2007-2008, por factores financieros, inicialmente, y por el derrumbe del crédito inmobiliario, después. Pese a un multimillonario esfuerzo por conjurarla, hasta ahora sigue latente, por el agudo desempleo y la caída en el crecimiento.

China, desde el año pasado la segunda potencia económica planetaria, al desplazar de ese espacio a Japón, también entró en crisis, después de prolongado crecimiento económico, mayor a los dos dígitos. En 2011 bajó al 9% y este año descendería al 7%, según estimaciones oficiales.

El desplome económico, empero, anidó sus mayores secuelas en Europa, por la deuda soberana o estatal, derivada del “default” de la banca privada. En las últimas semanas, los mercados funcionan a la baja, ante el temor de una quiebra del euro, la moneda de la eurozona, que agrupo a 27 países.

En América Latina, en cambio, los alcances de la crisis mundial se hallan atenuados, aunque Brasil, constituida en la primera potencia de la región, empieza a sentir la volatilización de su sistema económico. La gran interrogante -revestida de temor- es si contagiará al resto de los países, entre ellos Bolivia. Acerca de la situación nacional, hay incertidumbre.

Un oportuno y calificado aporte para comprender los antecedentes de la crisis, su desarrollo y perspectivas de corto y mediano plazo, viene a ser el libro “La crisis mundial. Vista desde Bolivia. Lecturas económicas y políticas (2008-2011)”. Su contenido registra nueve estudios de economistas y analistas de reconocida autoridad en el país.

La obra fue entregada la noche del miércoles último, en uno de los auditorios de la Alianza Francesa, que quedó pequeño para la nutrida asistencia que se dio cita al acto. Tres instituciones tuvieron el acierto de enfrentar el reto: Fundación Pazos Kanki, Fundación Konrad Adenauer Stiftung (KAS, de Alemania) y Fundación Milenio.

Antes de elaborarse los respectivos ensayos, las fundaciones nacionales realizaron coloquios conjuntos, con la participación de numerosos profesionales del área. En tanto, la KAS financió la edición del libro, en el constante esfuerzo que realiza para cooperar a los estudios de la realidad nacional, desde hace 50 años.

Los autores del libro, de 342 páginas y de vistosa presentación, son los distinguidos economistas e intelectuales Julio César Velazco, José Luis Carvajal, Juan Antonio Morales, Fernando Molina, Fernando Candia, Rolando Jordán, Fernando Campero, Henry Oporto y Rolando Morales.

En el acto de presentación participaron el director ejecutivo de la KAS, Iván Velásquez; Fernando Molina, directivo de la fundación Pazos Kanki; y el académico Armando Méndez Morales. Sus exposiciones fueron harto ilustrativas para comprender los alcances del libro.

En la presentación del texto se destaca un aspecto de singular relieve. Esta es la primera vez que interactúan los saberes y experiencias de notables profesionales bolivianos sobre una temática internacional. “Siempre estamos centrados en nosotros mismos –dicen los editores-, lo que no tiene pocas implicaciones en nuestra mentalidad y en la forma en que hacemos las cosas, esto es como si cada vez tuviéramos que reinventar la pólvora y comenzar la historia nacional (y universal) de cero”.

Tal como destaca la nota, el relativo aislamiento en que vive Bolivia le permite una cierta resistencia a las crisis internacionales, pero también, de forma negativa, la desconecta de las grandes olas del crecimiento y de las principales corrientes del pensamiento mundial.

En el pasado, un renombrado escritor peruano sostuvo que “los bolivianos viven encuevados”, precisamente por los motivos antes anotados.