Los niños son admiradoras de las cebras

Las cebras y burros manifestaron su aprecio hacia los niños quienes quizá valoran más su trabajo y esfuerzo, manera de la cual también aprenden a educarse desde pequeños para evitar los errores que cometen en la actualidad los adultos.

Al respecto, Carla (nombre convencional), quien trabaja desempeñando el papel de cebra compartió su experiencia personal, mencionando que en muchas oportunidades los niños se asomaron compartiendo un dulce, un helado o simplemente recibieron una expresión de cariño hacia ellos. Sin embargo otros menores se sienten miedosos de acercarse a ellos por lo que los educadores se esfuerzan más para sacarles una sonrisa.

“Es lo más gratificante, para mí personalmente, que los niños se acerquen y me den un abrazo expresándonos su cariño y el cariño es mutuo”, manifestó.

Otra cebra dijo que los niños a veces dan el ejemplo a los adultos ya que cuando necesitan pasar de un extremo al otro, utilizan los pasos de cebra.

“Es increíble porque los pequeños obligan a sus padres a pasar por los pasos de cebra que es para que los peatones pasen de un frente a otro, de esa manera dan ejemplo en vez que reciban enseñanza”, acotó.

“Nosotros les hacemos pasar la avenida a los niños, saltando, jugando y esa es una buena forma para que ellos aprendan a educarse desde pequeños, por esa parte, por el contacto con los niños nuestro trabajo también es muy bonito”, expresó un trabajador.

Pero también ponderaron la comprensión y entendimiento por parte de los conductores y peatones quienes, con las piruetas que realizan las cebras y burritos logran arrancar más de una sonrisa.

“Algunos choferes están aprendiendo poco a poco de lo que tienen que cumplir, cuando paran sus movilidades justo en el paso de cebra les hacemos retroceder para que aprendan y cuando no se puede el burro actúa y les hacen avergonzar, entonces la próxima evitan ya pasarse, es algo muy chistoso”, comentaron.

Fue la anterior gestión municipal que replicó la implementación de cebras, burros y mimos, estos últimos incluso, trataron de educar a los funcionarios en el hábito de puntualidad apostándose en puertas de las oficinas ediles. Al principio le costó a la población habituarse a ellos, pero más adelante lograron ganarse el cariño y respeto de algunas personas.