Las psicólogas sostienen que las masas se ocultan detrás de los tumultos dejando de lado la culpa.
El linchamiento es una conducta que no castiga el delito, sólo hace que se responda a los hechos realizados por los supuestos antisociales con una mayor violencia, por lo que se convierte en una bomba de tiempo para las futuras generaciones del país debido a una errada enseñanza, aseguró a EL DIARIO la psicóloga clínica Margarett Hurtado.
“Ésta es una bomba de tiempo porque muestra la acción de un grupo como un ejemplo de conducta aceptada a los niños y adolescentes, misma que no castiga el delito, sino que responde con mayor violencia a los antisociales”, sostuvo la experta.
Por su parte, la experta social, Virna Rivero, aseguró que los linchamientos se analizan de acuerdo a la psicología de masas donde el individuo no se hace responsable de su accionar, mimetizándose en el colectivo social, conducta que no se asume cuando la persona se encuentra sola.
Asimismo, Hurtado sostiene que “como seres racionales, debemos pensar en evitar cometer acciones en espejo, sino basados en actos racionales que impliquen una alternativa o alternativas de solución sin llegar a afectar más nuestra convivencia social pacifica”.
“Cuando la sociedad actúa en masa, el anonimato genera violencia porque una persona se pierde como individuo. No me identifican como singular, por lo tanto puedo dar rienda suelta a todas mis tendencias sin poner límites. Como no me hago responsable de mis actos, respondo de manera inmadura y responsabilizó al grupo en general”, explicó la especialista.
“La acción cometida por los cogoteros es violenta, he imponer la pena de muerte es responder con más violencia, eso a nosotros como seres humanos racionales nos obliga a razonar sobre otro tipo de mecanismos de corrección que se deben innovar con urgencia en el país, donde la sociedad en su conjunto es responsable”, aseguró la especialista.
Rivero observó también que son los líderes de masas, quienes influyen en las acciones poco racionales.
“En la sicología de las masas el nivel de emotividad se incrementa, la gente se deja llevar por el caudillo del momento (la persona o personas que dirigen la acción), llegando a un nivel de emotividad muy alto donde pueden hacer cualquier destrozo o una acción incorrecta”, aclaró.
Ambas expertas coincidieron al sostener también que una persona o un grupo reducido de ciudadanos son los que agitan las turbas enardecidas, haciendo que éstas le sigan, negando posteriormente las normas y la propia convivencia social haciendo que la racionalidad disminuya, aspecto que no ocurre cuando las personas o el individuo se encuentran solo.
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