Un soldado norteamericano ha sido detenido ayer en Afganistán tras abandonar de madrugada una base de la OTAN y matar a al menos 17 civiles, varios de ellos niños. El incidente sucedió en la provincia de Kandahar, uno de los bastiones de la insurgencia de los talibán.
El Pentágono ha explicado que el soldado actuó solo y por su cuenta, y ofreció disculpas a la ciudadanía de Afganistán, en un intento de aplacar el creciente antiamericanismo en el país, en el que recientemente se registraron incidentes como la quema de coranes en la base de Bagram o un vídeo que mostraba a cuatro marines orinando sobre cadáveres.
Esta acción del soldado estadounidense activó en Estados Unidos el debate sobre la retirada de sus tropas de Afganistán en 2014.