Washington, (EFE).- Un preocupado Gobierno de EEUU intentó ayer mitigar las consecuencias de la matanza ocurrida el domingo en Afganistán a manos de un soldado estadounidense, que acabó con la vida de 16 civiles, al tiempo que insistió en que el suceso no cambiará los planes para la transición en ese país.
El incremento de las tensiones en el país asiático a causa de las últimas acciones de las tropas de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) han obligado al Gobierno de Barack Obama a reafirmar su posición estratégica y a excusarse una vez más ante las autoridades afganas.