Ni lamerse las heridas

La caída fue pesada, de aquellas que provocan un estrepitoso sonido en el momento del contacto con el piso…esa caídas que asustan.

Las explicaciones del porque sucedió de esta manera, aparte de ponderar la simplicidad, precisión e inspiración del rival que tuvo las ideas demasiado claras, las encontraremos en las licencias entregadas por un Tigre que cometió los mismos errores conceptuales que contra Blooming por ejemplo, cuando la academia cruceña le metió tres; o cuando se le ganó al Aurich, donde denunciamos un desorden que se suplantó con muchas ganas de ganar.

Podremos recibir otra vez una lección sobre el dibujo, esquema o cómo tácticamente el equipo se tuvo que mover, parar o funcionar, pero la verdad es que cualquiera hayan sido las intenciones, quedaron sólo en eso y sabemos que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Intentaron ser ordenados, intentaron jugar a un toque, intentaron tener profundidad, intentaron jugar al off side.

Cualquier desacierto a nivel defensivo contra un equipo tan prolijo y efectivo como el Inter significa y arrastra como resultado el buscar la pelota dentro del arco y masticar la bronca de ser privilegiados espectadores de los festejos brasileños con bailecitos, coreografía incluída.

La responsabilidad no solo recae en la última línea, ninguno se salva de la crítica por la baja producción y este no es un concepto que se basa en lo equitativo, es decir para repartir parejito las culpas, pasa simplemente por lo que vimos y los cinco goles que entraron.

Se puede atribuir la goleada a una gran noche de Damiao que con la nueve en el dorsal, se transformó en el personaje de terror de un martes 13 para el Tigre. La ubicación que buscaba, la velocidad en el sprint, la maña para ganar la posición en la puerta del área, la facilidad para dejar atrás, con dos trancos, a quién lo persiguiera; de sus definiciones ni hablemos suficiente saber que es uno de los máximos goleadores del Libertadores.

No es un detalle menor que el cinco a cero sea hasta el momento el resultado más abultado en la versión 2012 del torneo Sudamericano.

En otra coyuntura, propondría, dar vuelta la página y mirar hacia adelante, pero no sé si este argumento servirá, cuando hay tantas dudas, peleas, reproches, traiciones y molestias de por medio. Lo lamento por Kurt Reintsch que tiene que lidiar con tanta hipocresía y mala leche.

No tienen tiempo ni siquiera para lamerse las heridas, el próximo miércoles noche este mismo equipo prolijo de Brasil se presentará en el Siles contra el que no encontró su forma y oficiará de local, el Tigre funciona mejor bajo el cobijo de su gente, como si utilizara como combustible de reserva el calor del aliento de los suyos. El gol diferencia es incómodo, pero las posibilidades de clasificación están intactas si es que recuerdan como jugar al fútbol. Se tendrá que reformular, absolutamente todo, para que la actitud respalde lo futbolístico, porque sólo con huevos y canciones desde las tribunas no se le gana a un equipo como el Inter.