Un aeropuerto de las características de El Alto siempre será una unidad productiva de recursos y riqueza, aunque es incontrovertible que se lo ha descuidado en el aspecto de las inversiones y el mantenimiento de todas sus instalaciones. Su única pista no está mantenida adecuadamente y puede degenerar en colapso, pues no hay alternativa.
Es una realidad que sirve a más de dos millones de pasajeros potenciales y continúa siendo el aeropuerto de ingreso de pasajeros más importante del país, aunque ha sufrido mermas de importancia con el cese de operaciones de varias aerolíneas y reducción de frecuencias. Todo aeropuerto en óptimas condiciones de explotación es una fuente de recursos y riqueza, en caso contrario no habría un contrato de administración vigente.
Genera recursos por las unidades de ingresos que componen un aeropuerto. En una administración moderna, la entidad aeroportuaria toma a su cargo todas las unidades de generación de ingresos. La llegada simple de una aerolínea genera riqueza por el pago de derechos de aterrizaje, servicios a la navegación aérea, adquisición de insumos nacionales, intercambio de mercancías, mayordomía o alimentos y repuestos. Lo más importante es la asimilación de empleos para los bolivianos con un valor agregado adherente, que es la formación técnica y administrativa en la aeronavegación civil, que provee al trabajador boliviano una cotizada profesión técnica, extensible a toda su vida.
De cardinal importancia es la observación de normas establecidas por la Organización de la Aviación Civil Internacional, para hacer prevalecer las restricciones en beneficio de la aeronavegación civil, que son limitaciones al derecho de construir edificios o que pasen una determinada altura en las proximidades del nuevo aeropuerto a ser construido, para que no se produzca el caos actual del aeropuerto de El Alto, que está circundado por viviendas de todo tipo y altura, sometido al espectro permanente de la muerte ante el riesgo continuo por las operaciones de los aviones.
Por ello la planificación de un nuevo aeropuerto en sus alrededores debe ser prioritaria, basada jurídicamente en servidumbres administrativas, las mismas que se constituyen en auténticas limitaciones al derecho de propiedad, porque se las establece en beneficio de un servicio y actividad, cual es la aeronavegación. En su esencia jurídica consisten en limitaciones al dominio de signo claramente negativo, como son: la obligación de no edificar (non aedificandi) o de hacerlo más allá de una altura determinada (altius aedificandi), o bien las de carácter positivo, como la denominada de despeje, con el derribo de obstáculos existentes, o de señalamiento o balización, conforme a las necesidades de tráfico aéreo.
Se debe tener en cuenta, si se construye una nueva terminal aérea para El Alto, que según el apartado b) del Art. 37 del Convenio de Aviación Civil Internacional, firmado en Chicago en 1944, cada Estado se compromete a colaborar para lograr el más alto grado de uniformidad posible en las reglamentaciones relativas a las características de los aeropuertos y áreas de aterrizaje. Para tal efecto, el anexo 14 de la OACI se refiere a los aeropuertos y sus especificaciones para proyectos y equipos.
Creemos que las autoridades alteñas deben tomar decisiones valientes sobre el tema de la construcción inmediata de una nueva terminal aérea en El Alto, ya que la rémora en la decisión está acarreando descrédito a La Paz, con el actual aeropuerto que es obsoleto y no digno de la trascendencia de la sede del Gobierno. Esta dilación está siendo aprovechada por otros departamentos para atraer el tráfico aeronáutico que luego por el efecto consuetudinario es difícil de recuperar.
Se debe encarar este proyecto con las posibilidades de financiación que muchas organizaciones que controlan, financian y administran aeropuertos en el mundo, estarían dispuestas a dar, por simple contrato de administración por un tiempo a definir, como lo hizo en su momento la prestigiosa empresa española AENA, que es una de las más importantes en este rubro en Europa.
Más aún, organizaciones de construcción y administración de aeropuertos de Alemania, Francia y Japón estarían dispuestas a encarar la construcción y financiación del nuevo aeropuerto de El Alto, la llave reside en la capacidad de negociar y persuadir convincentemente sobre el proyecto, que es a todas luces rentable por las características superlativas de atractivos turísticos que posee La Paz, como ninguna otra región, referidos a su diversidad.
El autor es Abogado Corporativo, con Postgrado en Derecho Aeronáutico.
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