La Paz vivió jornada de estrés en medio de un laberinto

Se está haciendo una costumbre para el paceño llegar con una hora de retraso a cualquier cita. Ayer por la tarde, los transportistas jugaron al “stop”, nadie se movía ni a izquierda ni a derecha y los ciudadanos se vieron obligados a buscar el punto de llegada en medio del laberinto de coches, personas, comerciantes y marchistas.

El Prado estaba cerrado para la circulación vehicular, al igual que la Mariscal Santa Cruz, Loayza, Yanacocha, Mercado, avenida Camacho y calles adyacentes, los vehículos transitaban a paso de caravana, mientras las marchas de un lado y otro tomaban el centro, unos por acá y otros por allá.

“De dónde son ustedes”, consultaba la periodista Amalia Pando a una señora que portaba una pancarta en inmediaciones de la Alcaldía. “Somos de la Uyustus”, fue la respuesta y a la segunda interrogante ¿Y contra quién protestan? Encontró la respuesta contundente “contra los de la Uyustus”. La explicación posterior aclaró la figura, unos son de la calle del mercado y los otros recibieron el permiso para trabajar en la ex vía del tren.

Si hasta hace un año se tenía un promedio de una marcha por día, ahora el promedio debe superar las tres marchas diarias y cada quien quiere pasar por las principales avenidas. Para este jueves la ciudadanía ya tiene en agenda la marcha de los médicos, quienes al menos fijaron el día de su caminata con anticipación, otros salen de improviso y deciden bloquear una esquina o ir a paso lento por una arteria, generalmente troncal.

“Para qué ir en minibús o en micro, tardas mucho, pierdes la paciencia y llegas tarde. Todos tienen derecho, menos el ciudadano común. Si les gusta bloquear o marchar que vayan a la casa del Presidente, el ministro o el alcalde, pero tengan un poco de consideración con los paceños”, protestó Arminda, una empleada pública que se vio obligada a bajarse del medio de transporte al que se subió, para hacer el resto de su travesía (cinco cuadras a pie).