El IBCE ha publicado su análisis anual sobre las cifras de nuestro comercio exterior, siguiendo la tradición de años anteriores. Una revisión de los datos que se presenta en esta publicación, elaborada con datos del INE, permite que los bolivianos podamos tener una idea de las tendencias, composición y principales mercados para nuestros productos en el resto del mundo, lo que puede interpretarse como el resultado de la política gubernamental en la materia.
En términos de valor las exportaciones han crecido de 6.952 millones de dólares a 9.039 millones de dólares entre 2010 a 2011, un incremento de 30,0%. En el mismo periodo las importaciones han crecido de 5.393 millones de dólares a 7.612 millones de dólares un crecimiento 41,1%. Son cifras récord en relación con el pasado histórico, pero claramente la tendencia es que la brecha entre exportaciones menos importaciones se va achicando peligrosamente.
La composición de las exportaciones revela que Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca representan apenas el 3,7% del total, le siguen extracción de hidrocarburos con 44,9%; extracción de minerales 26,7, lo que sumado da 71,6% y la industria manufacturera tan sólo el 24,7%. Se acelera el retorno a una economía extractiva de materias primas sin transformación. La vuelta a la exportación de “piedras”, de las cuales se mejora algo su contenido de minerales, para ahorrar en costos de transporte, y gas con líquidos, por el cual seguimos con la ilusión de que las plantas separadoras gas-líquido entrarán a funcionar en corto plazo (Dios oiga a los conductores de la política).
En importaciones resulta alarmante constatar que, habiendo alcanzado un nivel bastante aceptable de “autosuficiencia” en la producción de alimentos, retornamos al pasado, ya que la importación de alimentos y bebidas crece de 385 millones a 564 millones entre ambos periodos. La inseguridad jurídica sobre las tierras, y las medidas de control de exportaciones provocan reducción en la producción de alimentos incrementando los riesgos a futuro. Lo que pasa con el arroz en este momento es una prueba clara de que aún los pequeños productores quieren salir de la camisa de fuerza que significa la obligación de entregar a EMAPA a un precio no satisfactorio. Prefieren las reglas operativas del mercado.
Los principales mercados siguen siendo: Estados Unidos con 875 millones, seguido de los países de la Unión Europea con 802 millones, Japón 540 millones y Canadá 194 millones. Los cuatro por tanto representan el 26,6% de mercado para nuestros productos. El contraste es notorio con las exportaciones a Cuba que alcanzaron a 356 mil dólares, pese a todas las preferencias y afecto que supuestamente le tenemos a esa Nación. Sobra cualquier comentario.
En el grupo de exportaciones no tradicionales resulta interesante anotar que los países de la Comunidad Andina (CAN) siguen siendo el principal mercado para las oleaginosas y sus derivados. El otro producto interesante es la quinua que, como se sabe, atraviesa un período de boom por lo cual el valor de las exportaciones supera los 63 millones, un producto que, por cierto, requiere acciones de política específica para desarrollar este enorme potencial.
En conclusión, los productores nacionales de productos no tradicionales son unos héroes, pues pese a todos los obstáculos a los que se enfrentan, siguen respondiendo al desafío de producir y exportar, lo que hace enorme bien al país.
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