Marketing para la coca

Tanto han avanzado las técnicas de producción y administración empresarial, especialmente con el desarrollo formidable de los sistemas de automatización y los ordenadores electrónicos. Naturalmente este adelanto tuvo que afectar al sector ventas, de cuyo éxito depende la vitalidad de una empresa. En ese entendido, el moderno sistema de concebir y organizar las ventas se denomina marketing.

Esta corriente innovadora fue de fácil aceptación y aplicación por los actuales gobernantes del Estado socialista de Bolivia, quienes durante seis años han invertido mucho dinero en el estudio de mercado y comercialización de todos sus logros políticos y administrativos. Al respecto, recordamos algunos casos: en el campo político publicitaron sobre la dignidad, soberanía y democracia del pueblo boliviano; la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado, con la consecuente reelección de los actuales gobernantes; la nueva forma de “conducir” la Justicia…

En el campo administrativo, las confiscaciones a las empresas transnacionales que manejaban la industria de hidrocarburos, telecomunicaciones, minería, transporte aéreo y otros; la solapada adquisición llave en mano y posterior administración de 13 industrias “estratégicas” que son manejadas por el Estado, según ellos con resultados óptimos; así como el “ahorro” que ha hecho crecer las Reservas Internacionales…

Con esos antecedentes, dejando de lado los jolgorios de la jornada del “akulliku” (masticado de coca), hace tres días el Presidente de los bolivianos, sin mareos ni desgaste, se hizo presente en la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Viena, Austria, para defender el uso tradicional de la coca. Paralelamente se advirtió un despliegue extraordinario de varios medios de comunicación nacional que informaron reiteradamente sobre dicha intervención.

Que la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito estableciera, en su informe correspondiente al 2011, que los cultivos de la hoja de coca en Bolivia aumentaron en un 32% en los últimos 6 años y hoy abarcan a las 35.000 hectáreas, alcanzando el tercer lugar, después de Colombia y Perú, al parecer para los gobernantes de turno no es motivo de preocupación. Ello sólo se explicaría si existieran compromisos políticos y comerciales con las centrales de cocaleros a nivel nacional, tomando en cuenta que su máximo dirigente es el propio Presidente de los bolivianos, y que gran parte de la producción de coca está destinada a la producción de cocaína que circula en el mundo. Además el narcotráfico es considerado como la actividad más lucrativa en comparación con otras industrias a nivel mundial.

Con base en esos antecedentes, no es raro que el Presidente del Estado salga a la palestra internacional con su estilo “originario” para promover, como en una cátedra de marketing, el cultivo e industrialización “científica” de la coca con tecnología de punta.

Muchos bolivianos reflexionamos, nos damos cuenta y nos avergonzamos de los actos de nuestros gobernantes en relación con este tema, por una actitud que deteriora irreversiblemente nuestra dignidad como seres civilizados.

El autor es docente universitario.

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