Bolívar prefirió ganar sufriendo
La Academia sumó tres puntos en la Libertadores y eso es lo que importa porque del equipo del primer tiempo al del segundo hubo una gran diferencia. El 2-1 no refleja la superioridad del dueño de casa frente a un Junior asustado que al final visualizó el empate que no llegó porque le faltó fortaleza física.
Al equipo local le sobró calidad en el primer tiempo, apretó al rival contra su zona, estableció el ritmo del partido, lo fustigó con dos golazos y se sintió un cómodo ganador, tal vez por eso retornó al terreno en el segundo tiempo con un cierto aire de suficiencia, dejó respirar al rival y terminó apurado en el último cuarto de hora. Es que el técnico y sus dirigidos así lo quisieron.
Para el aficionado al fútbol quedará en la estampa de los recuerdos los dos espectaculares golazos del primer tiempo. A los 30, Lorgio Álvarez paseo el balón por la línea media rival, buscó su ángulo y lanzó un mortero al ángulo derecho desde 30 metros. Un golazo.
A los 39 un tiro libre a 30 metros del pórtico permitió a Jhasmany Campos lanzar un zurdazo impecable al ángulo derecho dejando sin chance al portero de Junior. El balón hizo una comba que apartó más al portero del objeto de juego. Otro golazo.
Los goles fueron la expresión de la diferencia entre uno y otro equipo, porque Ruddy Cardozo marcó la diferencia con sus quiebres y pases, Campos sumó su talento y Ferreira se colocó la casaca del sacrificio. Con esos elementos Bolívar incomodó al rival, lo asfixió y pudo haber marcado una mayor diferencia.
Con dos goles en la cuenta bancaria, Bolívar creyó que el tercero caería como fruta madura y no fue así, creyó que el rival estaba agotado, y no fue así, dejó pasar los minutos y cuando estaba más adormecido llegó el gol de Ruiz desde 30 metros. También otro golazo.
Con un solo gol de ventaja en su haber, la Academia perdió la ductilidad, no llegó casi nunca con posibilidades al área rival y perdió muchísimo con el ingreso de Lizio que no gravitó con su presencia en el segundo periodo, cuando suplió al lesionado Ferreira.
Junior intentó llegar a través del pelotazo y, aunque no inquietó al portero Argüello, dejó la impresión de que si se animaba un poco más podía haber encontrado oro en arca abierta porque el local perdió el dominio en el medio terreno.
Cardozo en el último minuto de juego hizo una filigrana, pero su remate pegó en la base de uno de los postes, de manera que no hubo para más y el público que esperaba la goleada tuvo que contentarse con una victoria estrecha, que es lo que al final vale.
La Academia dio un paso más hacia el objetivo para romper el maleficio de los equipos bolivianos, que hace once años no pueden superar la primera fase. Anoche quedó demostrado que a los equipos bolivianos les falta aire en el complemento, inclusive cuando juega en casa y esa es una tarea pendiente para los cuerpos técnicos.
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