Iba caminando por la Av. Camacho después de ver el partido, hacía frío y venía bien hacer un poco de ejercicio hasta EL DIARIO, rodeado por una multitud rebosante de alegría, unos comentaban que no tendrían por qué haber sufrido tanto, que Ferreira rengo hizo falta en la parte final, otros balbuceaban que se relajaron más de la cuenta permitiendo un gol que esperan no influya más adelante, no faltó el de atrás que opinaba que Junior fue flojito y que macana que no terminó en goleada.
Con mis infaltables auriculares escuchaba radio y realizaba un zapping permanente escuchando a mis colegas en la etapa del comentario final; parecía que junto conmigo y las cientos de personas que me rodeaban caminaban todos y cada uno de los comentaristas y relatores (que seguían en el quinto piso, zona de las cabinas de transmisión en el estadio) por la similitud de conceptos, por la igualdad de sus análisis con el hincha de tribuna.
Si técnicamente traducimos el comentario general, nos daremos cuenta que tenían toda la razón y como dijo Jack el destripador ”Vamos por partes”.
La diferencia tuvo que ser mayor, Bolívar podría haber marcado un par más sin problemas.
La salida de Ferreira libera a los centrales del Junior de su trabajo y al no tener la preocupación por marcar al goleador comienzan a desplazarse por sus carriles provocando que el sistema con doble 5 del D.T colombiano se modificara, quedando con uno y permitiendo que el otro se adelante algunos metros para presionar la salida de un Bolívar que físicamente no era el mismo de la primera etapa; no hacía falta que coparan las bandas, ya que tanto el Conejo y Jhasmany desbordaban pero no encontraban al 9 de área que había salido lesionado, Rudy Cardozo estaba demasiado retrasado y no llegaba por el medio y se desgastaban en corridas que fueron minando mucho más lo físico.
Así fue que incomodaron el pase corto para triangular, achicaron espacios y obligaban a cambios de frente muy anunciados e imprecisos por parte de los celestes, quienes terminaron por varios minutos arrinconados, hasta que surge el tercer zapatazo de la noche, Luis Carlos Ruiz fue el responsable y Junior festeja el premio a su esfuerzo. (los dos anteriores fueron obra de Lorgio y el tiro libre de Campos). No fueron goles de otro partido, en el caso de Bolívar, fueron reflejo de un excelente primer tiempo que tuvo un par de goles a la altura del juego que demostraron.
Pasando por las velas el aroma a anticucho me cautiva como canto de sirena… pero por suerte como en la embarcación de Ulises en la Odisea de Homero, tenía en mis oídos los auriculares y sigo atendiendo la radio… lo escucho al Gato Fernández peleándose con la hinchada y reprochándoles por lo que en algún momento después del descuento colombiano comenzaron a silbar y aclarando que fue un partido de Copa y en un partido así no se golea, tratando de explicar porqué no se marcaron más goles. En boca cerrada no entran moscas y en la del Gato anoche entró hasta una volqueta. La humildad se demuestra mucho más en momentos de gloria, sería bueno que lo recuerde.
Bolívar ganó merecidamente, sufriendo sin motivo, pero que sería el fútbol sin una pizca de amargura o sufrimiento… en síntesis, están jugando bien y continúan en carrera dependiendo de ellos mismos.
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