Un precio demasiado alto

Conozco a Uber Acosta desde hace varios años atrás; lo considero buena persona, emprendedor, paciente, esperando desde siempre una oportunidad como la que se dio hace tres días, la salida de Mauricio Soria el domingo pasado abrió las puertas para quedar al frente de un equipo que ostenta la chapa de campeón y se presentaba en su tercer partido de la Libertadores con el puntaje ideal de local habiendo logrado seis de seis. Con una hinchada esperanzada sobre todo por las declaraciones del flamante D.T que de primera aseguró que no inventaría nada, que respetaría el esquema , el dibujo, la movilidad de un equipo que practicó y fijó conceptos desde la gestión anterior, en el día a día continuaba en el mismo esfuerzo. El precio que se pagaba para muchos en el primer plantel era excesivo y comenzaron a expresarse de diferentes maneras; como en colegio cuando tocaba la hora con el profe complicado uno escondía la mala cara pero ingresaba decaído de ánimo.

La coyuntura no se presentó sencilla; luego de disfrutar por algunos minutos la nueva designación, se entró en conciencia que Internacional llegaba dos días después. No le dieron tiempo a nada, abriendo la puerta ya se encontraba con el grandote que hace una semana atrás le pegó cinco sopapos en su patio. Comienza una especie de incomodidad, esa sensación de ansiedad, mente dispersa, es imposible no divagar y soñar despierto con postales gloriosas, abrazos, felicitaciones y sonrisas si todo sale bien, la presencia de dirigentes en el camarín repitiendo NO ESTABAMOS EQUIVOCADOS y otras situaciones hipotéticas en las cuales uno se extravía… el controlar esos estados de ánimo precisa de mucho aplomo y experiencia, condiciones que el D.T de The Strongest las posee y seguramente echó mano de ellas en fuertes dosis en este corto tiempo.

No me gustaría estar en los zapatos de Uber Acosta la mañana de hoy, me pregunto si habrá podido dormir, mi viejo me decía “No es la macana que uno se manda tan grave, como la cara de gil que se pone “. Se hablará de las oportunidades desaprovechadas, de cómo se arrinconó a uno de los mejores equipos del continente, de cómo los visitantes la lucharon hasta el final, convencidos que podían, pero hable lo que se hable no cambiará nada de lo que sucedió.

Creo que mi amigo Uber se equivocó y a pesar de que intentó explicarlo, no me convenció, no tendría que haber salido Ramallo, se tuvo que ir Chamagol, al salir Ramallo descompensó el flujo en la delantera aurinegra que estaba presionando muy bien y continuaba generando sin permitir a los brasileños ganar metros. Luego de la salida de Ramallo fue otro equipo, desconocido, desorientado, quebrado por la mtad, dormido, aparte de eso tardó una vida en meter un cambio de contención o defensivo, entregó terreno y pagó las consecuencias de sus decisiones, sé que se la banca y lamento que su alegría haya durado tan poco.

El Tigre ya no depende de sí mismo y ese es un gran problema.