Municipio estudia cómo regular las marchas y protestas

Con el objetivo de hacer respetar el derecho ciudadano a la libre transitabilidad, el ejecutivo edil de La Paz pondrá a consideración del Concejo un proyecto de Ley que regularice marchas y protestas que obstruyan el libre tránsito en el municipio, informó ayer el alcalde Luis Revilla.

“Hay que ver que posibilidad para establecer una norma que regule las marchas y movilizaciones, porque si bien sabemos que todos los bolivianos tienen el derecho constitucional de protestar, no puede ser que la Sede de Gobierno se encuentre obstruída casi todos los días”, dijo el Alcalde.

Revilla reconoció que “en nuestro país existen muchas razones para protestar, pero que también hay momentos en que los dirigentes, tal vez con el afán de figurar, en vez de dialogar, sacan a sus bases a las calles”.

La Unidad de Transitabilidad y Viabilidad del Gobierno Municipal de La Paz se encuentra trabajando en una propuesta que siga el ejemplo de las grandes ciudades del mundo, como por ejemplo en Nueva York, donde existe una plaza pública exclusiva para marchas y reclamos.

Asimismo afirmó que se debiera trabajar con la dirigencia social para analizar la manera de llevar a cabo las protestas sin vulnerar los derechos de la ciudadanía, siguiendo el lema “mis derechos acaban donde empiezan los derechos de otros”.

UNA CIUDAD ASFIXIADA

En las últimas semanas, la ciudad de La Paz padeció como nunca los efectos de las protestas sociales contra el Gobierno central o contra el Gobierno Municipal.

Un claro ejemplo es lo que ocurrió el pasado miércoles 21, cuando en puertas de la Unidad de Tránsito protestaban los vecinos del distrito 17 en contra del transporte público; en la Alcaldía, los propietarios de bienes inmuebles pidiendo que se les perdonen el cobre de intereses por tributos retrasados y en la calle Potosí vecinos de Pampahasi, bloqueando el paso de vehículos por la Fiscalía.

El ingreso a la ciudad por El Alto, también estaba obstruido por vecinos pidiendo la no alza en el costo de pasajes del transporte público y en el centro también había la protesta de médicos, víctimas de las dictaduras, entre otros.

Como consecuencia de esta situación la ciudad quedó paralizada con el consecuente daño para quienes debían cumplir sus deberes.

El poblador de La Paz poco a poco pierde la calidad de vida debido a esta situación; resta minutos de comunicación con su familia, no se alimenta bien, llega tarde a su trabajo y por las noches, acaba su jornada malhumorado.

Este estado repetido de manera cotidiana produce estrés, enfermedad que a la larga puede ser mortal.

El nerviosismo, la falta de concentración y la presión de vencer obstáculos contra el tiempo, acortan la vida, según expresan médicos especialistas.

A este daño a salud, se suma la contaminación acústica por las bocinas de motorizados que buscan vías alternativas para llegar a su destino. También en este afán suelen ocurrir accidentes como atropellamientos, colisiones y muchas infracciones al Código de Tránsito.