El papa Benedicto XVI, al llegar ayer a México, pidió que ningún poder desprecie la dignidad de toda persona humana y llamó a los católicos a reafirmar su fe.
Les pidió que sean “fermento en la sociedad, contribuyendo a una convivencia respetuosa y pacífica, basada en la inigualable dignidad de toda persona humana, creada por Dios, y que ningún poder tiene derecho a olvidar o despreciar”.
El Papa afirmó que rezará “particularmente por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia”. Las guerras de la droga han dejado desde diciembre de 2006 más de 50.000 muertos por cárteles y la represión militar.