Cuán fáciles resultan los anuncios cuando son dictados por la demagogia o el simple deseo de figurar, de mostrar situaciones que no corresponden a la realidad, de hechos que están muy lejos o en tiempos en los que se tomaba en serio las cuestiones del Estado y los gobiernos se esmeraban -o trataban de hacerlo- por mostrar situaciones más acordes con lo que el pueblo esperaba aunque, en la mayoría de los casos, sin logro alguno.
Desde hace un par de años, el gobierno del MAS anunció que la economía nacional está asegurada por un “blindaje” que la preservaría de cualquier peligro, especialmente de crisis que pudiesen presentarse en el futuro. Existe expectativa en cuanto a que las reservas internacionales, qué fácil es decirlo, podrían soportar “cualquier crisis”, porque el país cuenta con los recursos necesarios para hacer más garantizada nuestra posición económica, especialmente si la comparamos con las verdades que viven otros países del Tercer Mundo.
Innegablemente, no estamos como muchas naciones del Cuarto y del Tercer Mundo que confrontan estados de miseria absoluta y no hay poder que logre remediar situaciones álgidas en las que vive su población y las perspectivas de salir de estados de extrema pobreza son mínimas; pero, en comparación con muchos países del Tercer Mundo y que hoy están entre los llamados “emergentes” o que están en las compuertas de quienes cuentan con economías superadas y aquellos a punto de ingresar, años más o años menos, en el Primer Mundo, estamos, pues, a la zaga, porque los avances que tuvimos son escasos.
Vivimos pendientes de lo poco que exportamos -gas, minerales y algunas materias primas-, cuyos precios en el mercado internacional son altos y que, comparativamente con los vigentes hasta hace seis años, son muy diferentes y permiten vislumbrar situaciones de bonanza. Lo grave es que nos atenemos a las exportaciones, con precios altos, de esos pocos rubros y no hay preocupación alguna por incrementar esos ingresos mediante aumento de la producción.
¿Qué hemos hecho en seis años? ¿Cuánto hemos avanzado en la creación de nuevas fuentes de riqueza y generación de empleo? ¿Cuántas empresas se han cerrado en el país tan sólo por ausencia de garantías y desconfianza en lo que pudiese ocurrir en el futuro? ¿Por qué el criterio de nacionalizarlo todo por la idea de que “seremos un país socialista”, aun a sabiendas de que ello es imposible porque el socialismo -el extremo, especialmente- ha fracasado totalmente en todo el mundo?
Estamos en situación de ser un país más capitalista de lo que es la mayoría de los occidentales; sin embargo no nos cansamos de pensar en parecernos a Suiza o creer que estamos con una economía “blindada” cuando ni los Estados Unidos ni ninguno de los países ricos puede sostener ello, porque aún hay vestigios de una crisis que ha costado mucho a todo el planeta.
Sería interesante que el Gobierno dé a conocer en qué consiste ese “blindaje” -porque no puede basarse en las reservas, mucho más si ellas tienen una contraparte con las deudas interna y externa-. Cabría que señale con el mayor detalle los “grandes avances” que hicimos en seis años en cuanto a la creación de nuevas fuentes de riqueza y empleos que habrían cobijado a miles de bolivianos. Sólo si todo se demuestra fehacientemente, se podrá hablar de “algún leve blindaje” que, además, hay que cuidarlo y darle consistencia porque en economía no se juega con números sino con ingresos y egresos de dinero, de producción y de riqueza que debe engrosar permanentemente las arcas fiscales y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
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