El contrabando de la coca en las fronteras del sur

Bolivia y Argentina comparten no sólo un límite territorial, sino también costumbres y culturas desde la etapa precolombina, entre ellas el consumo de la hoja de coca


EL PRESIDENTE MORALES PUSO EN MARCHA UNA NUEVA POLÍTICA PARA CONTROLAR LOS CULTIVOS DE HOJA DE COCA, QUE SUSTITUYE LA ERRADICACIÓN POR LA RACIONALIZACIÓN.

El contrabando hormiga en las fronteras del sur salta a la vista de todos, forma parte del paisaje. Es una actividad más. Arreglan sus catos en plena avenida, dejan basura por todas partes y luego, los “bagalleros”, como se los conoce, pasan a nado el río.

Nada los detiene, ni el frío, ni las abruptas crecidas del río, ni copiosas lluvias, a pesar que hubo pérdidas humanas. Viven de eso.

En varias intervenciones de la Gendarmería Nacional, incautaron camiones llenos de mercadería. Según el reporte del diario El Tribuno de Salta, el dirigente de los bagalleros se encadenó todo un día y una noche en la terminal de San Ramón de la Nueva Orán (Argentina), reclamando “justicia”, porque explicaba, que éste, es un medio de vida, un medio de subsistencia ante la falta de otras fuentes de trabajo.

En otro de los reportes del mismo diario, Gendarmería Argentina, en una de sus intervenciones por la frontera, encontró droga y grandes catos de coca prensada en medio de la selva. Los bagalleros escaparon en la espesura de la noche. No tuvieron tiempo para recoger sus “bultos”.

LAS FRONTERAS DEL SUR

Yacuiba y Salvador Mazza, Bermejo y Aguas Blancas, Villazón y La Quiaca son tres conjuntos de aglomeraciones localizadas en la frontera entre Bolivia y Argentina, en tres zonas bien diferenciadas.

Cada aglomeración mantiene su independencia funcional y administrativa pero forman un solo sistema con la que se encuentra al otro lado del límite internacional.

Una frontera franqueable, que varía espacial y temporalmente, genera cierta dispersión y complejidad del sistema de movilidad: existen diferentes sectores no controlados que propician movilidades ilegales, como el contrabando junto a otras tradicionales, como el pastoreo.

Bolivia y Argentina comparten no sólo un límite territorial, sino también costumbres y culturas desde la etapa precolombina, entre ellas el consumo de la hoja de coca, sin embargo, Bolivia es un productor de coca y en los últimos años, Argentina se ha convertido en un país de tránsito.

CONTRABANDO DE COCA

Desde hace muchos años, no es un secreto que la hoja de coca llega al norte argentino, cuya cantidad no se conoce porque no es un producto de exportación, sin embargo, se sabe que el producto sale por Yacuiba, Bermejo y Villazón, y que la demanda proviene de las provincias argentinas de Jujuy, Salta y Tucumán, donde consumen coca no sólo los campesinos, sino también gente de diferentes esferas sociales.

Gran parte va para los mismos bolivianos que viven en Argentina y que trabajan en el sector agrícola, que producen diferentes cosas y la utilizan en su faena laboral. Se estima que un cuarto de la población del noreste argentino, mastica (coquea) habitualmente hojas de coca.

En Salta (Argentina) son pocos los quioscos de ventas de cigarrillos y golosinas del centro y de la periferia que no vendan hojas de coca, y no es extraño ver por la calle a vendedores ofreciendo bolsitas de hojas de coca.

En Orán (Argentina), el temido barrio “El Caballito”, es otro punto de comercialización, donde ni los policías se animan a entrar para poder controlar el comercio de coca, por amargas experiencias con los vecinos del barrio, quienes no dejan entrar a la policía.

Además de masticar la hoja, la gente en ese país busca la coca también para hacer mates o infusiones con el objetivo de curar enfermedades, como se hace tradicionalmente en Bolivia.

A raíz de eso, los bolivianos y quienes la consumen generan un movimiento ilegal de comercialización y contrabando hormiga de coca, principalmente en la frontera entre Bolivia y Argentina. En los mercados se la encuentra con el nombre de “hoja de laurel”.

El Gobierno boliviano autorizó la venta de coca prensada en la frontera, debido a que se comercializa con los países circundantes y se requiere esa modalidad para facilitar el transporte.

El día a día de quienes transportan ilegalmente la coca es prensar la hoja para poder llevarla envuelta alrededor del cuerpo al momento de pasar por la frontera, motivados por las ganancias, pues mientras en Bolivia tiene un precio de 20 bolivianos la libra, en Argentina cuesta entre 80 y 100 bolivianos.

Otra de las formas es el transporte mediante los “chancheros o camellos”, quienes son capaces de caminar varias horas y hasta cruzar el río sobre balsas precarias hechas con neumáticos de vehículos pesados.

CONTRADICCIÓN

En Argentina hay una contradicción: está prohibido comercializar la coca, pero sí está permitido su consumo, aunque no se establece cantidades específicas, según se estipula en la Ley 23737, sancionada el 21 de septiembre de 1989, promulgada el 10 de octubre del mismo año.

La norma argentina, que aún está vigente, establece que la tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural, destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes.

Según la ley, será reprimido con reclusión o prisión de 4 a 15 años y con una multa el que “sin autorización”, entre otros, siembre, cultive o comercialice plantas o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o materias primas, o elementos destinados a su producción o fabricación.

La ley también castiga a quien almacene, distribuya, comercie, entregue, suministre, aplique, facilite o transporte estupefacientes. También hay penas para quienes introduzcan al país estupefacientes o materias primas destinadas a su fabricación.

PROPUESTA BOLIVIANA

El presidente Evo Morales puso en marcha una nueva política para controlar los cultivos de hoja de coca, que sustituye la erradicación por la racionalización, para disminuir las plantaciones.

El Gobierno y las cuatro federaciones de cultivadores de coca de Caranavi (La Paz), acordaron la reducción voluntaria por el cual cada familia campesina cultivará como máximo un “cato” (1.600 metros cuadrados) de coca, sin embargo, los cocaleros tienen cultivos que superan las dos hectáreas.

Los cultivos en la región subtropical de La Paz son considerados legales, en el marco de la Ley 1008, de sustancias controladas y coca, vigente desde 1998. Según la norma, los cultivos no deben superar las 12.000 hectáreas, sin embargo, se estima que en el país existen actualmente 27.700 hectáreas de cultivo, de las que 17.600 corresponden a La Paz y 10.100 al Chapare (Cochabamba).

La nueva política gubernamental, además de cambiar el concepto de erradicación por el de racionalización, sustituye el de desarrollo alternativo por el de desarrollo integral, el control por la comercialización y la reducción por la industrialización.

El presidente Morales defiende que, fuera de la droga, existen aplicaciones medicinales aceptadas para la hoja de coca incluso para la elaboración de pan, por lo que tiene la propuesta de autorizar 20.000 hectáreas de cocales.

Es muy difícil erradicar los cultivos ya que en Bolivia la producción de coca proviene de una cultura milenaria, aunque a veces se le da una finalidad diferente.

DATOS

- Según la ley 1008, los cultivos no deben superar las 12.000 hectáreas, sin embargo, se estima que en el país existen actualmente - 27.700 hectáreas de cultivo

Se socializa el borrador del proyecto de Ley General de la Hoja de Coca, en uno de los planteamientos estaría la exportación del arbusto.

- El Presidente Morales defiende que existen aplicaciones medicinales para la hoja de coca.

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (682 Kb)      |       PDF (234 Kb)



Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:9.10 Bs.
1 UFV:1.74328 Bs.

Publicidad