Se debe recorrer el Camino del Inca antes de llegar a la primera comunidad de verdad

La Apacheta, un sitio sagrado para las deidades andinas a 4.900 metros sobre el nivel del mar, dio la bienvenida a 30 hombres y mujeres que r corrieron el “Choro” para llegar hasta Alto Chucura el pasado fin de semana, para inaugurar la primera comunidad de verdad de La Paz.

Una comitiva encabezada por el alcalde Luis Revilla comenzó la travesía a horas 09:00 del sábado, un recorrido que hicieron tomando en cuenta las recomendaciones de los especialistas en rescate del Grupo de Atención de Emergencias Municipales (GAEM) y miembros del SAR Bolivia, de no pisar piedras planas por el peligro de resbalarse y caer al precipicio, no caminar agrupados porque la ruta es angosta.

Las piedras eran filosas y punteagudas, se mostraban amenazantes desde las profundidades del cañadón y de la serranía. El precipicio estaba escondido por la neblina, como si confabulara para que no tengamos miedo. Los temores que teníamos eran compensados por el hermoso paisaje de la Cordillera de Los Andes y el páramo que se extendía en las faldas de la serranía.

Al ingreso había una senda empinada, escalinatas de piedra pizarra, flanqueado en ambos lados por las colosales serranías, de cuyas grietas y zanjas resbalaban bulliciosas las aguas del deshielo.

A cada paso cuidadoso, la hilera de hombre y mujeres se fue dispersando más y más debido a que unos ya conocían la ruta y otros experimentaban.

El misterioso trabajo de los incas de escarpar los bloques de piedras del cerro, para realizar sendas angostas y empedradas, invitó a reflexionar sobre el misterio del cómo y con qué tecnología realizaron tan importante hazaña.

Después de 45 minutos de recorrido se llega a un páramo, donde se levantan imponentes algunos muros de piedra, perfectamente erguidos en vertical. Son los vestigios que dejaron los incas, según cuentan los comunarios, fueron casas de descanso de los chasquis, que transitaban la ruta. El sitio se llama Lamacucho.

También se observan estructuras viejas de piedra, ambientes donde se hacían los controles a los viajeros que transportaban coca y frutas desde los Yungas hasta Tiwanaku y a la ciudad de La Paz durante el imperio incario, la Colonia y parte de la época republicana.

El paisaje es verduzco, lleno de vegetación, de ríos, cascadas y un hermoso vergel. Después de más de dos horas de caminata, se llega a un puesto de control de turistas.

Los comunarios, vestidos con sus atuendos originarios, sombreros, polleras y aguayos elaborados con la lana de llamas, recibieron a las autoridades ediles al son de la tarqueada. Ahí se inauguró un restaurante para atender a quienes recorren el Camino del Inca.