Quispe dice que gobierno del MAS no será eterno

El proceso de cambio no comenzó con el Movimiento Al Socialismo (MAS) sino con la lucha política y sindical desde el año 2000. Uno de los protagonistas que hace referencia a este antecedente fue Felipe Quispe Huanca, exdirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) y exdiputado nacional.

En entrevista exclusiva con EL DIARIO, el representante campesino, observa cómo el gobierno del presidente Evo Morales muestra su desgaste y confirma que al interior del denominado “instrumento político”, existen fracciones que incluso obedecen a temas raciales antes que ideológicos.

Quispe dijo que aquellos que ni siquiera se mancharon las manos ahora son parte del Gobierno, porque la cúpula que maneja el país está formada por ex docentes universitarios, mientras los gestores de la lucha sindical quedaron rezagados.

“Los indios y los blancos estamos divididos y eso debe quedar claro, no hay esa complementariedad como hablan algunos teóricos. Eso también se ve en el gobierno y en Palacio de Gobierno y allí están Alvaro García, Juan Ramón Quintana Luis Arce y un David Choquehuanca allí como canciller debe ser incómodo para ellos” manifestó.

Aseguró que se manejan discursos de unidad en el partido oficialista, pero en el fondo se trata de mantener a una casta en el poder.

El mandatario Evo Morales dijo durante la inauguración del congreso del MAS en Cochabamba, que ese partido era el proceso de cambio y que llegaron para quedarse en el poder. Para Quispe Huanca estas afirmaciones no tienen asidero y recordó que ningún gobierno que dijo esa frase “eternizadora” pudo extender el tiempo de su mandato.

La denominada guerra del agua de enero y abril del 2000 desarrollada en Cochabamba fue uno de los gérmenes para que la sociedad boliviana cuestione al modelo neoliberal y comience a pensar en una alternativa ideológico – política. La entonces Csutcb, dirigida por Felipe Quipe tuvo un rol determinante luego hasta llegar a la guerra del gas de 2003, cuando la presión de los movimientos campesinos se sumó a la lucha vecinal que derrocó al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Tanto, el Movimiento Al Socialismo (MAS) como el actual mandatario Evo Morales, fueron aliados distantes de ambos procesos.