La vida del niño al aire libre

uestra experiencia y la bibliografía correcta nos muestra que al cumplirse las dos semanas de vida del niño (niña), puede sacárselo al aire libre durante una media o una hora, todos los días siempre y cuando el tiempo sea favorable, aumentando gradualmente el tiempo hasta que pase la mayor parte del tiempo al aire libre.

Bien dice el adagio: “donde entra sol, no entra médico”, por lo tanto, la luz solar es indispensable para el crecimiento y fortalecimiento de los huesos del niño que no solo depende de su alimentación, porque la luz solar habilita al cuerpo para emplear ciertas clases de alimentos particularmente el calcio. Si el niño no recibe la suficiente luz solar, sus huesos no podrán desarrollarse con normalidad y sus músculos quedan flojos y este beneficio se obtiene cuando los rayos llegan directamente a la piel. No olvidemos que el raquitismo se previene con la exposición a la luz solar. Algunos niños se tuestan rápidamente volviéndose morenos por la exposición al sol, habrá que limitar el tiempo, porque un tiempo prolongado puede ser perjudicial. En otros países donde la contaminación ambiental es grande la exposición a la luz solar se debe evitar entre las 11:00 y las 14:00, esto por la poca espesura de la capa de ozono.

Los baños de sol pueden comenzarse cumplido el mes de nacido, siempre y cuando el tiempo es agradable y favorable. Evitar que los rayos del sol entren directamente a los ojos. El primer día que se lo exponga al sol puede empezar por las mejillas durante cinco minutos o menos, volver la cara y exponer la otra mejilla, también se puede empezar con las manitos y así sucesivamente aumentar la duración del baño de sol.

El tiempo de exposición de un niño rubio debe ser menor que de un niño moreno. Cuando se han acostumbrado la cara y las manos, se pasa por los brazos luego las piernitas primero una después otra, luego ambas a la vez. Cumplidos los tres meses puede quitarse la camisa y la faja para exponer gradualmente todo el cuerpo.