El Alto

Ciudadanos buscan la manera de ahorrar en su transporte



El bajar y subir del automotor es otra historia, los empujones y codazos son quienes permiten que una persona no pierda el equilibrio al descender o que no le arrebaten su lugar en la fila, pero al entrar sólo los primeros se pueden sentar.

Mientras muchos vecinos protestan contra el alza de los pasajes y algunos transportistas se empecinan en implementar el incremento de tarifas sin un consenso previo, el resto de la ciudadanía alteña busca la manera de ahorrar al momento de pagar su recorrido para poder utilizar el dinero en el resto de las obligaciones que tiene con su familia, entre ellas la alimentación.

Quienes deben llegar diariamente a La Paz para cumplir con sus obligaciones tienen como uno de los principales perjuicios el monto alto de las tarifas del transporte y los cobros por tramos, por lo que acuden a los buses masivos que cumplen una sola ruta y tarifa única.

Como ellos, muchos otros ciudadanos encuentran en este sector una oportunidad de negocio con la venta de diversos productos o servicios.

Mientras tanto, los choferes de estos automotores sostienen que realizan su labor por amor al trabajo combatiendo como pueden los diferentes problemas que se les presentan con el estado de sus vehículos.

Según un reportaje de la Agencia de Noticias Fides (ANF), don Fausto, un heladero con mandil amarillo, camisa celeste, pantalón de tela color café, zapatos negros y una gorra amarilla que le cubre el rostro ya envejecido, grita eufórico, convocando a los pasajeros. Vende helados dentro y fuera del Expreso, mientras anuncia para el chofer del bus. Su cálida sonrisa y buen humor se hacen visibles en el trato con los clientes, pero más aún con los choferes, con quienes tiene una relación amigable y hasta confidente.

Don Fausto –y otros como él- alterna día por medio en el trabajo de heladero dentro de la línea del Bus Expreso. Su forma de retribuir a los choferes es en dinero o con productos, con helados,u otros productos. Los vendedores de salteñas, como Evaristo, pagan el apoyo que les brindan los choferes con una salteña y anunciando para ellos gratuitamente hasta que el bus se llene e inicie su recorrido desde la Plaza Alonso de Mendoza de la ciudad de La Paz.

Una fila de una veintena de impacientes pasajeros se extiende frente al hotel “Señorial Montero”. “¡Ay!, por qué tardan tanto. Ahí está el bus parado. Por qué no baja rápido”, protesta doña Juana, una ama de casa que se dedica al comercio y vive en Villa Adela. “Bajé para vender algunas medias y pantis. Soy una de las mañaneras y siempre subo a estos buses, porque son directos, pero a veces tardan mucho y hay que esperar largo rato”, explica en la fila.

“¡Ya, pues, maestro! Ya es hora. ¡Mira, tanto te estamos esperando!”, protesta doña Anastasia, mujer de pollera de 40 años y un bebé en la espalda, que se acerca hasta la puerta del bus, estacionado en la plaza, para expresar su reclamo. “Ya vamos a salir; esperen no más, porque al chofer –que es él mismo- le han quitado los policías su licencia de conducir”, responde Rubén Chávez. Pero, media hora después, pone en marcha el vehículo hacia la parada. La licencia era un pretexto para esperar que la fila creciera y así alcanzar la hora del mediodía, que congrega a una mayor cantidad de pasajeros que suben a la Ceja y Villa Adela.

Don Rubén abre las puertas, mientras se escuchan nuevas protestas. “¡Se están colando!, ¡Coladores atrás, hemos esperado tanto tiempo, tienen que ir atrás!”, grita Mariela, estudiante de la UMSA. “Cada día bajo con 10 ó 20 bolivianos, dependiendo si voy a almorzar aquí abajo o en mi casa”, cuenta. “Pero este transporte, aunque me hace esperar mucho tiempo, me hace ahorrar dinero, por lo menos para las fotocopias de la universidad”, agrega. Mariela ahorra entre dos y tres bolivianos por día, entre 15 y 18 por semana y entre 60 y 72 bolivianos por mes. El costo del pasaje de los minibuses es de entre 2 y 2,50 bolivianos en los horarios pico y 1,50 en los de menor demanda.

“¡Ceja, Ceja, 1,50! ¡Hay asientos, Ceja!”, continúa Rubén Chávez, chofer asalariado que trabaja en esta línea desde hace 17 años. “Nosotros no podemos salir así, vacío. Hay que esperar a que haya fila para ganar algo, que sea hora pico”, dice al explicar la tardanza.

Las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, señoras con bebes en brazos y discapacitados ocupan los asientos de las primeras filas. A pesar de que el bus ya está lleno, el chofer sigue recogiendo pasajeros a su paso por la Avenida Montes. Algunos deben viajar parados y otros, incluso, sentados en el motor o colgados de las puertas. Por ahorrar 1,50 ó 1,30 bolivianos, muchos viajan parados, porque a esos centavos les dan otro uso de compra.

Unos se tambalean, otros se chocan, se empujan y se aferran a las barandas metálicas para no caer encima del otro. Los asientos lucen viejos y rayados, con leyendas “Te amo”, “Tú y yo”, “Lorena y Pablo for ever” y algunas groserías. Las cortinas, sucias y empolvadas, hacen más evidente la situación precaria de los vehículos, su mal estado y falta de higiene. “Todos los domingos hacemos limpieza del carro”, asegura el ayudante Pedro.

Al respecto, la presidenta del Sindicato Mixto de Transportes, María Mamani, dice que enviaron una carta al presidente Evo Morales para que los apoye y dote con nuevos buses, como préstamo, que ellos pagarían poco a poco, con su sueldo.

Están esperando su respuesta. “Así no vamos a poder subsistir, tal vez desaparezcamos y quién saldrá más afectada será la gente humilde, la gente de escasos recursos, ellos van a salir perjudicados si desaparecemos”, afirma.

DATOS

- Los adultos, pasando La Ceja pagan Bs 1,80; los universitarios 1,50 y los escolares 1,20, aunque las tarifas no siempre se respetan.

- Los vehículos tienen más de 70 años y siguen funcionando al servicio de la población pero su renovación costaría alrededor de $us 25.000 y 30.000.

TITULARES

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (667 Kb)      |       PDF (164 Kb)



Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:9.13 Bs.
1 UFV:1.74391 Bs.

Publicidad