Mario Ojara Agreda
Los seres humanos que habitan el planeta saben que la región amazónica sudamericana compuesta por Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam es el “pulmón del mundo”, la última esperanza para contar con aire puro. El Protocolo de Kyoto y otros acuerdos internacionales concertados para disminuir la emisión de gases que causan polución, que genera el delirio industrial en la era de la globalización y el neoliberalismo, no se cumplen y por ello la Amazonia vale más que el oro. En los años 60 se propuso someter a administración internacional la región amazónica sudamericana, a fin de evitar la depredación de la selva.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas obliga a conservar el bosque en su estado natural y reconoce que los indígenas tienen derecho a las tierras que históricamente han poseído y un hábitat seguro. Los chimanes, yuracares y trinitarios mojeños pueden defender su territorio ante cualquier avasallamiento y explotar los recursos naturales renovables del monte, conjugando el desarrollo con la protección del medio ambiente.
La marcha heroica de los indígenas exigió al Gobierno el cumplimiento de la declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. El mandatario masista debería honrar la ley que promulgó, que se adecua, además, a la Constitución Política del Estado. Dicha ley corre el riesgo de ser abrogada porque los cocaleros que han invadido el TIPNIS insisten en que el tramo 2 de la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Mojos pase por el medio del TIPNIS, lo que significa arrancar millones de árboles a lo largo de 177 kilómetros.
En el mundo de hoy arrancar un árbol es un delito, arrancar millones de árboles es un crimen de lesa humanidad, que no puede ser objeto de consulta. Los cocaleros han invadido el TIPNIS y son los más interesados en la construcción del tramo 2 por el medio del TIPNIS. Cultivar coca es el negocio más lucrativo porque toda la coca excedentaria va al narcotráfico.
Sólo con represión jamás se resolverá el problema del narcotráfico, hay que eliminar efectivamente los cultivos de coca excedentaria y acabar con el poder de mando que ostentan los cocaleros. Debemos tener un país sano, libre de cocaína. El TIPNIS no debe ser otro Chapare o Huanchaca. Los cultivos de coca excedentaria aumentan y por ello la gente exige coca cero. Las microempresas que utilizan la coca con fines industriales pueden abastecerse de los cultivos legales, así como para el “acullicu”.
La próxima marcha de los indígenas benianos contará, sin duda, con el apoyo y solidaridad de la comunidad internacional. Las ONG creadas para proteger el medio ambiente pueden cooperar a los indígenas, lo que no significa intervención en asuntos internos. La suspensión temporal de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Mojos procede por denuncias de sobreprecio y corrupción.
Los indígenas benianos pueden pedir, al Foro de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, que la Comisión del Medio Ambiente de la ONU se haga presente en Bolivia, visite el TIPNIS y certifique si la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Mojos en su tramo 2 altera o no el ecosistema.
La ONU debe intervenir en este “affaire”. El Tratado de Cooperación Amazónica, firmado por el Gobierno de Bolivia, prohíbe la construcción de cualquier obra de infraestructura física en la selva amazónica, sólo permite la instalación de plataformas para la explotación de hidrocarburos en áreas restringidas, previa consulta a los indígenas. Preservar el TIPNIS es de interés nacional y mundial, el tramo 2 de la carretera de marras debe pasar lejos de ese parque nacional.
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