Batalla del Segundo Crucero

LAS NEGOCIACIONES Y LOS MOVIMIENTOS PRELIMINARES

Habiendo sido rechazadas por el capitán general del Ejército constitucional, doctor Severo Fernández Alonso, las proposiciones que para poner término honroso a la guerra civil que destrozaba el país le hizo el jefe del ejército federal, coronel José Manuel Pando, éste resolvió definir la situación por medio de las armas.

Para el efecto reconcentró en Caracollo las divisiones militares que se encontraban en Sicasica y Viacha y en la mañana del 1 de abril se puso en marcha con todo el ejército sobre Paria, donde debía pernoctar, para realizar al día siguiente el ataque a Oruro.

Por su parte el capitán general Severo Fernández Alonso dejó también Oruro en la mañana del mismo 1, dirigiéndose a Paria, con el propósito de atacar a Pando en Caracollo, también al día siguiente.

Pero ni Alonso ni Pando debían llegar a los puntos que pensaban, sino encontrarse en el camino y librar el predominio de su causa a los azares de una batalla campal.

LOS EJÉRCITOS

El ejército de Alonso estaba compuesto por los batallones Sucre, Alonso, 25 de Mayo, Olañeta y Aroma de dos escuadrones de artillería, una brigada de ametralladoras y dos escuadrones de caballería. Este ejército constaba de 1.701 hombres. Tenía 6 piezas de artillería de campaña, cuatro de montaña y cuatro ametralladoras.

La artillería y las ametralladoras estaban manejadas por los jefes Anabolón, chileno y Martínez, argentino.

El ejército federal estaba formado por los batallones Murillo, Independencia, Omasuyos, Loa, Illimani y Victoria y una brigada de artillería. Este ejército constaba de 1.795 plazas y tenía un solo cañón, el célebre “Hualaicho”.

LA COLOCACIÓN DE LOS EJÉRCITOS

A las tres de la tarde del mismo día 1, ambos ejércitos se avistaron entre el Crucero y el pueblo de Paria.

Inmediatamente el coronel Pando avanzó sobre el enemigo con una compañía del batallón Murillo y otra del escuadrón Abaroa, mientras el coronel Clodomiro Montes disponía el orden de batalla en el orden siguiente:

El ala derecha con los batallones Murillo, Omasuyos, Independencia, al mando del mismo coronel Montes; el ala izquierda con los batallones Loa, Victoria, Zapadores y piquete Murillo, a órdenes del coronel Fermín Prudencio y el centro con el escuadrón Abaroa a cargo del coronel Ismael Montes. El batallón Independencia y parte del Victoria formaron la reserva comandada por el coronel José Manuel Guachalla.

A su vez, del ejército de Alonso se desprendieron el escuadrón Bolívar, al mando del coronel Lizandro Cortés y el piquete Húsares y batieron a las primeras avanzadillas del ejército federal.

El general Julián López, Comandante en Jefe del Ejército de Alonso, colocó en el ala derecha al coronel Lizandro Peñarrieta, en la izquierda al igual Juan B. Ayoroa, colocándose él en el centro.

El capitán general Alonso se colocó en una colina próxima, acompañado de los doctores Telmo Ichazo y Joaquín Eusebio Herrero.

LA ACCIÓN MILITAR

El parte oficial suscrito por el doctor Joaquín Eusebio Herrero, Jefe del Estado Mayor General del Ejército del Sur, dice lo siguiente: “Los batallones 25 de Mayo, Olañeta y Alonso, henchidos de entusiasmo, tomaron sus puestos al trote, mientras el primero y el Aroma venían rezagados y al paso.

Tendida la línea de batalla sobe el ala izquierda y centro por el Olañeta y 25 de Mayo y la derecha por el Alonso, se inició el fuego hacia la izquierda y centro a las 3 menos 5 minutos de la tarde. Las artillerías emplazaron comprometido ya el combate y no percibí sino dos cañonazos de la de campaña. La de montaña hizo algunos tiros. Las ametralladoras, que se situaron a la derecha, rompieron sus fuegos al principio de la acción con certera puntería sobre fuerzas enemigas de caballería que avanzaban y fue tan eficaz su acción, que aquellos quedaron diezmados y se replegaron al centro. Al mismo tiempo, el Alonso, por ese mismo flanco derecho, y en su ímpetu llegó a confundirse con la línea enemiga, lo que hizo cesar los fuegos de las ametralladoras.

El empuje de los del 25 de Mayo y el Olañeta fue tan valiente, que hubo momentos en que las fuerzas enemigas pararon sus fuegos, y parecían replegarse en retirada. Es a esa parte, sobre el ala izquierda, que el enemigo cayó con la mayor parte de sus fuerzas, y volvió a empeñarse el combate con más nutrido fuego. Se notó entonces que el batallón 1ro. Sucre no había entrado en la línea de combate y que se había desparramado en unas barrancas y que el Aroma no había avanzado tampoco, quedando a nuestra retaguardia, de donde rompía sus fuegos, dispersándose en grupos, de los que la mayor parte se fueron camino de Cochabamba. Entonces se ordenó al Bolívar que cambiase de flanco, hallándose sobre el izquierdo, lo que efectuó; pero era ya tarde para contener el avance del enemigo”.