En la urbe alteña, se identificó al menos a 20 personas que sufren de autismo, según revelaron diversos estudios la Unidad de Protección a las Personas con Discapacidad de la comuna alteña.
La información fue proporcionada en el Día Internacional del Autismo a través de una feria organizada por la mencionada dependencia en coordinación con el Centro de Rehabilitación Física y Educación (Cerefe).
El evento se realizó en la plaza Juana Azurduy de Padilla con el impulso de la Asamblea General de las Naciones Unidas, como una forma concienciación sobre la enfermedad.
El responsable de la Unidad de Protección a las Personas con Discapacidad del Municipio, Estanislao Carvajal, sostuvo que el evento fue realizado con éxito.
Por su parte, el director del Cerefe, Ricardo Quiroga, sostuvo que esta feria contribuye a la difusión de información correcta sobre este mal para la prevención del resto de la población.
“El autismo es un trastorno neurobiológico donde el niño, el adolescente y el adulto no desarrolla adecuadamente la comunicación, ni desarrolla su sociabilización, quedando aislado de todo su entorno, por ello necesitan una atención temprana para otorgarles una mejor calidad de vida”, explicó el profesional.
En El Alto, no existen datos acerca de cuanta población boliviana tendría el síndrome. Sin embargo, se cuentan con un aproximado de 20 personas diagnosticadas que asisten al Cerefe.
La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y tiene un terrible impacto en los niños, sus familias, las comunidades y la sociedad.
En este contexto, la responsable de autismo del Cerefe, Ángela Rojas, sostuvo que las personas con autismo,deben recibir atención pormenorizada.
“Al margen de las 10 existentes, recién habilitamos el aula de autismo, donde tenemos 10 personas en tratamiento gratuito, de las cuales cada una tiene distintas reacciones. Tal es el caso de Nicolás que responde sólo ante la música o Cecilia que se pasa todo el tiempo caminando y Gustavo que es muy hiperactivo”, precisó Rojas.
Mientras, la responsable explicaba estos detalles, Nicolás de 20 años, se apoderaba de un micrófono e intenta balbucear algunas palabras mientras bailaba morenada.
En otro sector de distinta manera, Gustavo de 15 años pasó el tiempo diciendo “hola”, “chau” y aprovechaba, para repartir besos a todo aquel que se acercaba a su madre o se despedía de ella, pero al mismo tiempo, no permitió que ella se alejará de él, tomándola fuertemente de las manos.
Ante este panorama, las madres expresaron el cariño, el amor y las dificultades que enfrentan para sacar adelante a sus hijos.
“Es difícil cuando se tiene que luchar con las personas que no comprenden la situación, a veces nos miran por las calles creyendo que es contagioso, pero no es así”, contó doña Ana Saravia, madre de la pequeña Cecilia.
“Gustavo es un pequeño que en ocasiones se autoagrede y que a falta de centros de rehabilitación tuvo que quedarse un tiempo en su casa sin atención especializada, es muy hiperactivo debido a que cuando se acerca alguien empieza a molestarlos con los pies”, contó Alejandra Chuquimia.
“Estamos agradecidos con el alcalde (Edgar Patana) y el personal por apoyarnos con la difusión y esperamos que nos apoyen con la creación de un centro especializado que atienda a nuestros hijos”, exteriorizó Alejandra a tiempo de exhortar a las madres no ocultar a sus hijos y tratarlos con dignidad.
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