INTELIGENCIA EMOCIONAL
“Hacemos muchas cosas sin saber que podemos hacer otras mejores, verdad?”
Son muchas las personas que reciben llamadas telefónicas con una intención notoriamente perversa y dirigida a causarle un daño directo a su vesícula y probablemente, exista alguna intención de destruir o de desbaratar su matrimonio.
Si nunca le ha sucedido, muy bien; si está experimentando ataques telefónicos o con mensajes de texto de personas claramente malintencionadas, puede darse cuenta de que los daños que están causando, aparte de hacerle renegar, son hacerle pelear con su pareja, con su familia y con su armonía interior.
Una amistad, en un momento de charla terapéutica recibe una llamada de alguien que simplemente cuelga y veo como instantáneamente palidece y se pone mal y me cuenta que esa persona le llama unas diez veces al día todo el tiempo y me dice que ya no puede más; me dio mucha pena conocer esa triste situación y como me gusta pensar en términos de solución, se me ocurrió enseñarle una “reconexión de cables mentales” para convertir su maldición en bendición, su desgracia en proceso afortunado y ya verá usted a continuación cómo hice esa reconversión.
Le dije a mi amiga que cerrara sus ojos y que se concentrara en mi voz y que me escuchara con mucha atención, le dije que de aquí en adelante, en cada ocasión en que vuelva a llamarle esa persona, que no conteste, que reconozca el número o la voz simplemente y que luego proceda a cortar esa llamada y que de inmediato pensara el siguiente pensamiento: “Te bendigo y te deseo lo mejor” y me dijo Eduardo, me es un poco difícil de bendecir a esa persona por el daño que me hace y me sigue haciendo entonces hice un pequeño cambio, le dije que podría pensar este otro pensamiento pues la señora tiene su tienda y es comerciante, el segundo pensamiento que tenía que pensar fue el siguiente: “Cada que me llames te voy a bendecir y mis ventas van a aumentar” y mi amiga quedó encantada con este segundo pensamiento y a continuación le hice ensayar su nuevo acto y con unas cuantas repeticiones le quedó bastante claro el nuevo acto que debía realizar y la nueva reacción positiva que debía tener y al darse cuenta del beneficio me dijo: “Ahora no me importa las veces que llame pues se que en cada una de esas llamadas se produce una bendición creciente en mi vida”.
Respecto a los mensajes de texto, que también eran bastante amenazantes y muy malitos, de dije que evitara leerlos o que si tenía la necesidad de hacerlo que lea solo el comienzo de cualquier texto “malito” y que descarte de inmediato dichos mensajes; a continuación debía bendecir a la persona que llamaba con la mente también diciendo simplemente “te bendigo”.
El resultado de las dos reconexiones fue sensacional, mi amiga recuperó notoriamente su fuerza, su vitalidad y su alegría de vivir y sobre todo, su positividad y sus deseos de seguir aprendiendo y de seguir superándose.
Ahora que se ha dado cuenta de que siempre tenemos el control de nuestras reacciones y de que podemos re programarlas, le sugiero que saque unas cuantas fotocopias del presente artículo para dársela a alguna persona que padece de una situación similar recordándole que cuando vivimos haciendo el bien vamos sembrando el bien y en consecuencia solo cosecharemos el bien, nos vemos en el artículo de mañana.
Nota importante: Los programas de cambio y mejoramiento de las conductas de veintidós días producen personas positivas y sensatas capaces de responsabilizarse de sus vidas y de sus estudios o de sus asuntos con las habilidades mentales y corporales que se aprenden.
Si desea tener una conversación con el autor o una consulta acerca de cualquier problema, llame a los teléfonos del encabezado desde las 8.30 de la mañana (2488284 – 72513317), los problemas sólo se resuelven cuando se los afronta con seguridad.
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