Los sacerdotes procedieron al lavatorio de pies de doce feligreses

Con el lavatorio de pies a doce feligreses, ayer en la catedral de San Francisco, la Iglesia Católica representada por el Reverendo Padre David Agostopa, procedió a una tradicional actividad de Jueves Santo en conmemoración a la muestra de humildad demostrada por Cristo durante la Última Cena.

“La Cuaresma es el tiempo en el que debiéramos habernos arrepentido de nuestros pecados” recordó el Padre Agostopa durante la homilía, indicando también las tres partes importantes que conforman esta celebración: la primera es el nuevo mandamiento del amor al prójimo, tomando como ejemplo el amor de Jesús hacia sus apóstoles; la segunda es la institución de la Eucaristía a través del pan y el vino en la que Jesús se hace presente como alimento espiritual y la tercera es la institución del sacerdocio.

“Hoy todos los ministros de la Iglesia que han sentido la vocación, recuerdan su misión de dedicar toda su vida a la obra de Dios”, resaltó, por ello para los cristianos, Jesús es el modelo de vida.

Siendo el lavado de pies un acto realizado por la servidumbre, al ser efectuado por Cristo demuestra su humildad, amor y compromiso cuando dijo: “No he venido a ser servido, sino a servir”. “Esta es la actitud y actos concretos del cristiano: un cambio de corazón en favor del prójimo nos hacen parte de la vida eterna” expresó el celebrante.

Acto seguido, se procedió al lavado de pies de las 12 personas escogidas para recordar a los doce apóstoles en la Última Cena.