El Derecho Ambiental se lo puede entender como el conjunto de principios y normas jurídicas que tiene como objetivo la preservación, conservación y mejoramiento del medio ambiente. Sus preceptos pueden darse en el ámbito nacional e internacional. El Derecho Internacional Ambiental se nutre de las disposiciones de orden internacional
Como los Estados, salvo excepciones europeas, no asignan verdadera relevancia al medio ambiente, son las empresas las que más contaminan y están en el ojo de la tormenta. Por eso una empresa responsable es un miembro de la comunidad y debe tener un código de conducta que cumpla con los estándares y procedimientos de la empresa respecto al medio ambiente.
Un código bien estructurado debe incluir una declaración de que la empresa se atendrá a leyes locales e internacionales, como a los reglamentos establecidos para proteger el medio ambiente. La empresa debe equilibrar los objetivos de producción con la protección del medio ambiente en general. Desmenuzando los estándares y procedimientos, la empresa debe discutir constantemente las estrategias para reducir los productos de desperdicio y cómo evitar contaminar el aire y el agua y, sobre todo, porque tiene acción duradera en el tiempo y en el espacio, cómo manejar e informar sobre el uso y deshechos químicos.
El ejemplo del flujo de valores fundamentales en lo que concierne al medio ambiente, a través de un principio básico y políticas para las actividades principales, es la amplia difusión del código de protección al medio ambiente entre los empleados, para que valoren la vida en un ambiente libre de contaminación y con agua libre de residuos minerales tóxicos, así como con aire puro y apto para salud.
Un código de conducta en relación con el medio ambiente debe demostrar respeto por las normas culturales, la sociedad donde la empresa opera, especialmente si ésta es transnacional. Los empleados traen sus creencias, valores y normas culturales al trabajo. Cada sociedad tiene prácticas culturales que son únicas, lo que incluye la práctica de religión, relaciones de género y de poder en el lugar de trabajo. Implementar y hacer respetar un código de conducta que no considere estos factores puede verse como injusto y conducir a la confusión y hasta la frustración.
El proceso para desarrollar un código de conducta que preserve el medio ambiente es tan importante como la vida misma y se debe involucrar a los miembros de la empresa, exigirles compromiso y asegurarles libertad para sus creencias, que es el paso más importante para reforzar los aspectos deseados de la cultura del medio ambiente.
Al final del proceso el código debe ser lo suficientemente completo para guiar todos los asuntos tocantes al medio ambiente y debe haber incorporado paulatinamente suficientes comentarios y reacciones de los empleados, para que reconozcan lo suyo, lo apoyen y estén dispuestos a cumplir con el mismo. De esta forma descriptiva y de su cumplimiento disciplinado, los habitantes reconocerán a la empresa como un miembro que contribuye a la comunidad.
Los esfuerzos de contribución social para protección al medio ambiente comienzan a vislumbrarse en forma seria en nuestro país, aunque en pocas empresas, fundamentalmente de la actividad minera que es la que más contamina, pues han comprendido que deben invertir en la preservación del medio ambiente y someter la influencia y efecto de su actividad a auditorías ambientales, como única forma creíble de transparentar la explotación minera ante las comunidades próximas al emprendimiento y al juicio ciudadano.
El autor es Abogado Corporativo Postgrado en Arbitraje y Conciliación.
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