En el contexto de la promoción de la salud, ésta ha sido considerada no como un estado abstracto sino como un medio para llegar a un fin, como un recurso que permite a las personas llevar una vida individual, social y económicamente productiva. La salud es un recurso para la vida diaria, el objetivo de la vida. Es un concepto que acentúa los recursos sociales y personales. Según la Organización Mundial de la Salud, este concepto se amplía a: salud es el estado de adaptación de un individuo al medio en donde se encuentra.
En la salud, como en la enfermedad, existen diversos grados de afectación y no debería ser tratada como una variable dicotómica. Así, la salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades. En consecuencia, yo simple ciudadano, pero susceptible de enfermar, estoy seguro de que los galenos reconocidos como tales por Galeano de Pérgamo, un médico griego cuyos puntos de vista dominaron la medicina europea en más de mil años, o “doctores” en la Edad Moderna, conocen cientos de definiciones de “salud”.
El trabajo de los médicos estriba en su eficiencia y eficacia, en consecuencia, así trabajen ocho, seis o cinco horas la cantidad es intrascendente, si es que los médicos han olvidado la ética, los valores, el respeto a los derechos humanos y constitucionales de los pacientes. En consecuencia, el Gobierno debe advertir que en la era post moderna el trabajo se mide por resultados, no por la cantidad de horas empleadas en ella.
Los resultados se los mide por su eficacia y utilidad, eso es parte de la excelencia, ¿de qué sirve que estén en el espacio “laboral” cinco, seis u ocho horas, si gran parte de ese tiempo la emplean en actividades ajenas?, ¿de qué sirven las intenciones gubernamentales, si ellas probablemente están erradas? Si la salud de los bolivianos está deteriorada es por la ausencia de políticas de salud gubernamentales trascendentes que advierten que las enfermedades se deben, entre otras causas, al exceso de ejercicio físico, a una nutrición desequilibrada, una higiene mal implementada, una salud mental que depende del bienestar emocional y psicológico del individuo, un desequilibrio de la personalidad ligado a los orígenes de alguna enfermedad.
¿Sabrán los médicos que Galeano, figura gigantesca del mundo antiguo, ya observó la existencia de un vínculo muy estrecho entre la melancolía y el cáncer de mama?
Entonces hablar de incremento o decremento de las horas de trabajo de los médicos es irrelevante, lo que se quiere es que trabajen con eficiencia y que respeten su profesión, y ellos saben a que me refiero, ¿acaso las muertes por negligencia no son un referente? ¿Acaso los pacientes están tranquilos y motivados en los hospitales? Entonces, ¿las horas de trabajo garantizan la promoción de la salud, fortalecen los conocimientos, aptitudes y actitudes de los médicos, para participar responsablemente en el cuidado de la salud y el logro y conservación de un adecuado estado de salud individual, familiar y colectivo? Creo que se debe eximir este tipo de propuestas que distraen la atención de los problemas estructurales del Estado plurinacional.
Se debe tener en cuenta que el mundo laboral de hoy es más exigente, pero a la vez flexible, requiere de mayor responsabilidad y en general demanda un alto grado de esfuerzo, tanto personal como grupal, para cumplir las metas. Apelando a Pierre Bourdieu, el médico debe generar su habitus a través de las prácticas que superen las condiciones sociales que soporta, y que cumpla con la ética de Sócrates.
Advertimos que las relaciones de trabajo pasaron de una era industrial, en la cual el médico se concentraba en una sola tarea, a la etapa actual de administración por resultados. Antes los médicos permanecían seis horas diarias haciendo diferentes actividades, ¿alcanzaban sus metas?, ¿hay indicadores de ello? ¿El incremento de horas superará ello o sólo cambiará de forma? De lo que se trata es que cumplan efectivamente el propósito por el cual fueron contratados, ¡que demuestren resultados!
De hecho no existe claridad en la propuesta, se mantiene la posibilidad de que la desidia y la negligencia de algunos médicos sea un factor recurrente en desmedro de los bolivianos. Por ello la necesidad del trabajo por resultados, que transforma prácticas laborales y revalúa la relación entre el desempeño y la permanencia en un puesto. Bajo este modelo, la productividad de cada médico (empleado) es remunerada proporcionalmente de acuerdo con los logros que obtenga y no se limita sólo al tiempo empleado, la antigüedad o al rango.
En consecuencia, los propulsores de estos cambios deben advertir estos esquemas laborales para explicar a los médicos lo que realmente interesa, y no centrarse en temas intrascendente que distraen los temas principales y estructurales en los cuales está subsumido el Estado plurinacional.
El autor es Director del Centro de Información, Servicios Educativos y Comunicación (CISEC).
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