Escarnio impide denuncias de acoso sexual

Lo difícil de ser mujer no es solamente darse a respetar, demostrar que la capacidad intelectual para muchos seres humanos del sexo opuesto está lejos del razonamiento de que la mujer ha alcanzado niveles competitivos en el campo del conocimiento, que debieran ser mejor entendidos y más respetados. Tal es la ofensa común que despliegan sobre la mujer cuando está frente al volante de un vehículo, que la llaman “peligro andante”. ¿O acaso se trata de hostigar a la mujer para que no se atreva a avanzar?

Lo de los medios televisivos fue intolerante, tendrían que ser mujeres para comprender lo doloroso que resulta sentir el escarnio en cada imagen altamente repetitiva, que a muchos invita al morbo, tanto como a aquél que lo provocó y que sin duda quiso verse como el más “macho” de la “manada”. Ello dio lugar a muchos comentarios impropios que colocan en evidencia la negación de una falta de respeto evidente, y obviamente debió tratarse de un arranque emocional senil y que en muchas otras culturas se practica hasta por apuestas varoniles que acá en el occidente no se las ve con frecuencia.

De ahí es que se debiera manejar estos hechos desagradables sancionando al acosador, porque no sólo está dañando la integridad moral de toda una sociedad oriental, dada su condición edil representante de una hermosa ciudad. El hacer escarnio de la víctima sólo nos lleva a que otras víctimas no se atrevan a denunciar a sus agresores o acosadores por el temor a resultar más dañadas aún y desgraciadamente el hecho queda impune. Manejar estos hechos con altura es más beneficioso para nuestra sociedad.

Debemos entender que nadie tiene derecho a mofarse de las excusas que podría emitir la víctima en defensa propia, mucho más ante un grupo social acusador que termina despedazando la honorabilidad de la mujer.

La autora es periodista de “La voz Yungueña”.