AeroSur, ¿otro caso tipo LAB?

Luego de la quiebra casi obligada del Lloyd Aéreo Boliviano, empresa aerocomercial fundada el año 1925, surgió, con mucho ímpetu, AeroSur, un esfuerzo del capital privado y que resultó necesaria en las condiciones en que se desenvolvía la aviación nacional que quedó en poder del TAM (Transporte Aéreo Militar) y Boliviana de Aviación, compañía aérea de reciente fundación.

AeroSur culminó las esperanzas de la población porque en poco tiempo cubrió las rutas dejadas por el LAB e incursionó con sus vuelos en los Estados Unidos y España; creó modalidades novedosas de buen servicio y captó la confianza de la colectividad que le confió sus traslados de uno a otro lado; también cumplió en el transporte de carga y, alquilando aviones, conformó una flota interesante que captó la confianza colectiva, pero…

En las últimas semanas surgieron denuncias de la Oficina Nacional de Impuestos que alega una deuda superior a los 108 millones de dólares al Estado, tanto por concepto de impuestos como por otras obligaciones. AeroSur, lenta en sus defensas, recientemente hizo conocer que las denuncias del Gobierno son alejadas de la realidad, porque sería el Gobierno el que le adeuda por concepto de precios de carburantes que debía cobrarse a AeroSur sobre la base de que se trata de una empresa nacional y no extranjera como muchas que operan en el país y que, efectivamente, pagan su gasolina cargada en Bolivia con precios internacionales. Esas diferencias no las reconoció el Gobierno y de ahí surgirían las deudas que, en montos millonarios, adeudaría la empresa boliviana con las cargas de intereses y otros.

El problema, señala AeroSur, es que, en un campo de equidad, correspondería que las autoridades bolivianas reconozcan los derechos de una empresa nacional sin parangonarla con una extranjera, puesto que las disposiciones legales al respecto son claras. Informa, igualmente, que ellos han cumplido con el pago de impuestos, pero que cualquier diferencia estaría más que cubierta con los adeudos del Gobierno por las grandes diferencias en el precio de carburantes.

En varias oportunidades el LAB fue prácticamente “estrangulado” por el problema de impuestos, sin lograr éxito alguno con impuestos internos. Pero, efectivamente, las diferencias son grandes, puesto que los adeudos del LAB – cuantiosos y por diversas razones y gran cantidad de acreedores – no se los puede comparar; sin embargo, parecería que existe la intención de “aplicarle la misma soga para que AeroSur resulte colgada por sus obligaciones”. Al respecto, si existen disposiciones legales, si hay contratos y acuerdos con el Gobierno para la vigencia de precios diferentes a los de compañías extranjeras, lo correcto es reconocerlo y actuar en consecuencia; si ese no es el caso, se tiene que publicar todos los documentos que muestren realidades que nadie debe ocultar.

Los casos de estafa y otros que se endilga a la compañía y que ésta a su vez muestra como culpables a personeros que habrían servido en la empresa, son “otro cantar” que debe aclararse. De todos modos, el problema parece de fácil solución siempre que se ponga papeles, disposiciones y contratos sobre la mesa de las verdades y actuar de consuno con ellos; pero si las causas son diferentes, también es necesario hacerlo saber. El caso AeroSur ya ingresó en la opinión pública internacional y es el país el que sufre las consecuencias porque se lo coloca, nuevamente, en la picota de la desconfianza y el desprestigio.