El Día Histórico - 15 de abril de 1899
Producido el movimiento del 12 de diciembre de 1898, e invadido parte del departamento de La Paz por las fuerzas del presidente constitucional Severo Fernández Alonso, los comunarios del altiplano y de los valles próximos se levantaron de motu propio, más para defender sus vidas y sus intereses amenazados por el invasor, que para ayudar a las operaciones militares del ejercito llamado federal.
Sin embargo la junta de gobierno revolucionaria quiso utilizar al indígena como elemento de guerra y mandó organizarlo militarmente, nombrando a un oficial del ejército como jefe de la vanguardia de aborígenes.
En grandes masas compactas y disciplinadas, los originarios intervinieron activamente en la guerra civil, y su intervención fue, como siempre, controvertida, y de muy imprevisibles consecuencias, pues por más que las autoridades hicieron cuanto pudieron para regularizar esa guerra, no pudieron evitar las hecatombes y matanzas de Viacha, Chonchocoro, Letanías, Topchoco, Corocoro, el Puente de la Concordia, Ayo Ayo, Mohoza, Lequepalca y otras acciones que imprimieron a ella los tintes más sangrientos.
Las diferentes masas de originarios obedecían a diferentes jefes también indígenas, hasta que se presentó el Villca Zárate, que asumió el Comando General del ejército indígena.
Era Zárate un comunario de Umala, y su nombre verdadero era Juan Gutiérrez. Tenía más o menos 45 años de edad; era inteligente, locuaz y enérgico. Los indígenas vieron en él al verdadero caudillo, lo reconocieron por tal y le rindieron el homenaje de su obediencia y sumisión.
Zárate comprendió que era preciso ponerse enteramente al servicio de la causa revolucionaria para medrar después a la sombra de la victoria y procurar la recuperación del dominio de su raza en el país, aniquilando el poder de los blancos.
Triunfante el ejército federal en los campos del Crucero, los indios, con Zárate a la cabeza, creyeron que había llegado el momento de poner en ejecución sus planes de exterminio de las clases opresoras y empezaron a desarrollar sus maquinaciones.
Zárate había ordenado secretamente a sus parciales que estuviesen listos para el levantamiento general que debía efectuarse en los departamentos de Oruro y La Paz el 3 de mayo, aprovechando la fiesta de La Cruz, que en los pueblos del altiplano es fiesta de campesinos.
Advertido el general José Manuel Pando de los manejos secretos de su favorito, ordenó su prisión en un cuartel de Sica Sica. Con esta medida cundió la alarma en los comunarios, y siguieron más entusiastas preparándose para dar el golpe el día fijado por el caudillo. Entonces Pando comprendió la necesidad que había de cortar de raíz el peligro que se avecinaba, y para esto no había más que hacer desaparecer al audaz Villca. Éste, por su parte, había preparado su fuga para antes del 3 de mayo y sus guardianes, convenientemente instruidos, hicieron como si facilitaban su evasión, y en momentos en que la efectuaba, a las 9 de la noche del 15 de abril escalando los muros del cuartel donde se encontraba preso, una bala salida de entre sus mismos supuestos cómplices, le quitó la vida.
A la noticia de la muerte de su caudillo, los indígenas se dispersaron y se recogieron mal de su agrado a sus estancias y domicilios.
EL DIARIO, 25 de abril de 1925.
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