Jugar en el mundo y vivir mejor

Mundialización, des-mundialización y desarrollo son tres fases de una dinámica incontrolada en el capitalismo. Ciencia, técnica, economía, ganancia son los motores de este dinamismo. En esta carrera desenfrenada están presentes los peligros: la maquina de guerra, la degradación de la bio-esfera, los conflictos de mil fantasmas y en-ceguecimientos.

Mientras así se mueve la economía a nivel mundial, en Bolivia nos aplastan los mil fantasmas del “vivir bien”; creen que las ferias, las cooperativas, la artesanía, la economía informal, la empresa privada y estatal moderna hacen la economía plural.

El hecho de presentar y defender esa “variedad de prácticas económicas” para algunos parece novedoso y se convierte en el instrumento “teórico” para rechazar la economía que funciona con base en la ganancia. Muchos arrastran sus pies en el lodo del pluralismo económico, creen en el fin inminente del capitalismo (marxistas) o la eternidad del equilibrio general (neoliberales).

Este cuento del “vivir bien” en la economía plural está llegando a su fin; falta la capacidad de dar respuestas y atender las necesidades de la población; la realidad subvierte generando cada día más conflictos sociales; el régimen tiene como solución el matonaje, la represión y prácticas fascistas.

El “vivir bien” es privilegio de los nuevos oligarcas del poder, los fanáticos siguen contando las bondades de la economía plural: ética en las empresas, solidaridad y equidad sin discriminación; pero la realidad habla así: explotación sin control en las empresas, salarios míseros y sin contrato, desocupados tratados como deshechos por el sistema, autóctonos convertidos en mendigos, médicos convertidos en carniceros, seguro social universal cero, etc.

Debemos recordar que la economía capitalista es una racionalidad, es allí que se debe jugar, para esto las reglas de juego deben ser claras; es real que el capitalismo no puede funcionar sin buscar excedente, no existe capitalismo sin explotación, no existe ética en la máquina económica capitalista; el excedente es condición para su reproducción.

Ahora el trabajar está sometido a los imperativos de los managers y gestionarios, produce más sufrimiento. ¿Entrenamos para esta dinámica a nuestros trabajadores? ¿Existe poder para regular al menos en este proceso? La lógica de la eficacia, la predictibilidad, el cálculo híper-especializado y cronometrado, gangrenan hoy todas las actividades humanas e incluso la burocracia.

La mecanización da direccionalidad en los centros urbanos como en el sector de la agricultura y la crianza industrializada invade la vida cotidiana, la educación, el consumo, las reglas, las diversiones y los servicios. ¿Cuál es nuestra respuesta?

Desde la concepción realista de la economía existe la posibilidad de rechazar progresivamente y sistemáticamente campos que se convierten en obstáculos para la reproducción social y la determinación de la ganancia. Esta concepción nos exige tener en cuenta simultáneamente lo social, lo solidario y el problema de la generación de excedente. La extensión del campo de la economía social y el conjunto de evoluciones en todos los campos deben revitalizar la eficacia y solidaridad, asegurando así la cohesión social

Es importante suscitar resistencia o rechazo a intoxicaciones en el orden del consumo; entonces es necesario promover la alimentación de acuerdo con la estaciones del año, buscar proximidades agrícolas. Es urgente remplazar la hegemonía de la cantidad por la calidad para la buena salud.

Acompañar esta práctica con medidas políticas para luchar contra las miserias crecientes, favoreciendo el desarrollo de oficios de solidaridad y de convivencia, estimulando grandes trabajos ecológicos. Paralelamente, definir grandes políticas de humanización de ciudades y revitalización del campo.

El capitalismo con su crisis nos obliga a jugar y reformular respuestas: favorecer el crecimiento y el desarrollo dando atención para que a los activos naturales continúen dando recursos y los servicios ambientales para nuestro bienestar. Para lograr tal crecimiento se debe catalizar la inversión y la innovación, y así lograr un crecimiento durable y nuevas oportunidades económicas en el mundo.