(EFE).- El régimen sirio continuó ayer sus acciones militares en varios bastiones opositores del país pese a la llegada el domingo por la noche, de los primeros observadores de la ONU lo que hace peligrar el ya frágil alto el fuego en vigor.
Los activistas denunciaron los bombardeos del Ejército sirio sobre la ciudad de Homs, en el centro del país, y los combates contra soldados desertores en la provincia septentrional de Idleb.
Más de una docena de personas perdieron la vida ayer en acciones que ponen en riesgo la situación de alto el fuego, que fue decretado el pasado jueves y ha supuesto una disminución del nivel de violencia pero no su cese completo.
Cerca de cuatro civiles murieron ayer por disparos de las fuerzas sirias que se enfrentaron a grupos de desertores en Idleb, según la red de activistas sobre el terreno Comités de Coordinación Local (CCL) y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Asimismo, las tropas bombardearon barrios de la parte antigua de la ya castigada ciudad de Homs (centro) y los francotiradores dispararon contra los habitantes de Hama, también en el centro del país.