La Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar), aclaró que el Tratado de 1904, que suscribieron Chile y Bolivia, tuvo una presión política, económica y comercial que obligó al país a apresurar la firma del documento y no como lo asegura el historiador chileno, Christian Garay, quien dice que sí hubo consenso.
“Según nuestras investigaciones, basada en documentación primaria, se establece que el Tratado de 1904 fue impuesto a Bolivia luego de 20 años de manipulación, traición y asfixia comercial y que fue promovido por la oligarquía chilena en complicidad con ciertos políticos bolivianos de la época, que buscaron sus intereses por encima de nuestro país”, aseguró Juan Lanchipa Ponce, director ejecutivo de Diremar, citado en un boletín de prensa de esa institución.
La respuesta de la autoridad boliviana no se hizo esperar, luego de que el historiador chileno, Christian Garay, publicara en un medio de comunicación que el Tratado suscrito entre ambas naciones el año 1904, se habría efectuado “con el más amplio consentimiento boliviano y sin que mediara ninguna presión”.
Según la autoridad, el documento del Tratado habría sido redactado en Chile, para refrendar esta afirmación cita a Francisco Antonio Encina, autor del libro “Las relaciones entre Chile y Bolivia, 1841-1963”, quien relata: “al hacerse cargo de la Cancillería Emilio Bello Codesido, encontró cuatro borradores de tratados: uno de Paz, Amistad y Comercio; otro de Construcción de Ferrocarril; un tercero de Liquidación de Créditos; y un cuarto, de Intercambio Comercial, que su antecesor no había alcanzado a firmar por desacuerdo de detalles. Salvadas las pequeñas divergencias, los refundió en un solo tratado, que firmó como Ministro dimisionario el 20 de octubre de 1904”.
Además, Lanchipa explicó que los portavoces del Gobierno chileno, reiteran hasta el cansancio que el Tratado de 1904 fue suscrito 20 años luego del cese de las hostilidades, pero evitan hablar de lo que sucedió en este ínterin, cuando Bolivia manifestó que no se resignaría a una carencia absoluta de un punto de comunicación con el Pacífico, la solicitud fue respondida por diferentes autoridades de ese país.
Por ejemplo, el embajador chileno en Bolivia Abraham König, mediante una nota diplomática en fecha 13 de agosto de 1900, señaló que de insistir en su salida al mar: “Bolivia se presentaría en actitud hostil y no tranquila y pacífica, por el hecho sólo de sustentar tan temeraria pretensión”.
Posteriormente, explicó lo que ocurriría si Bolivia tuviera puerto nuevamente: “En tiempo de guerra las fuerzas de Chile se apoderarían del único puerto boliviano con la misma facilidad con que ocuparon todos los puertos del litoral de Bolivia en 1879.
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