Cómo nos hace falta, sobre todo en Bolivia, practicar esa buena, necesaria e interesante costumbre de trabajar en equipo, de cumplir con los preceptos inevitables de elaboración de un programa de calidad. El trabajo en equipo es el centro de gravedad y alma de una empresa moderna y de todo emprendimiento. El desarrollo de equipos debe ser oportuno, abierto y honesto con los miembros involucrados.
Todos los componentes deben saber que pertenecen al equipo por una razón y que su contribución es vital. Aun cuando el trabajo haya sido concluido es muy importante informar al equipo de manera permanente los resultados alcanzados. No es necesario que los integrantes sean personas con formas de pensar y actuar semejantes (esta es una equivocación). Lo esencial es que el equipo sea integrado por gente distinta.
Cada miembro del equipo debe contribuir (aportar) con ideas diferentes, para que a la hora de generar decisiones de carácter intelectual u operativo, sean las óptimas, en el entendido de que cuando existan diferencias y discrepancias siempre surgen propuestas y soluciones más creativas.
En un equipo no hay lugar para el o los intolerantes, todos ocupan un puesto diferente, pero orientan sus energías hacia un mismo objetivo.
En el trabajo conjunto siempre hay un mentor (guía, consejero) al que se lo conoce como líder, que es el que moldea la estructura de cada equipo. Este líder puede o no formar grupos de personas que funcionan como equipo de trabajo. El líder que se sustenta en el lema “divide y reinarás”, gobierna con éxito el grupo de trabajo, pero no produce equipos, sólo aglutina personas para realizar una tarea.
El buen líder desarrolla equipos de trabajo utilizando una mezcla adecuada de lealtad, motivación y confianza que todo ser humano necesita para creer y emprender en pos de los objetivos grupales. La diferencia entre un grupo de personas y un equipo de trabajo es la que determina la eficiencia de una empresa. ¿Cómo liderar? ¿Cómo conducir? ¿Cómo dirigir? ¿Cómo hacer una empresa eficiente? Ese es el desafío.
¿Qué tipo de líder es el mejor?, “el que la gente elija”. Un líder de equipos de trabajo será una persona tranquila, sensata y que se preocupe de su misión (tarea). Un buen líder responderá a ciertas pautas: debe iniciar con ideas prácticas, tener calidad de socio que arrastra con el ejemplo, tener representatividad y mantener la integración interna, organiza y ejerce dominio permanente sobre su equipo. Mantiene la interrelación entre los componentes y demuestra conocimiento de todo lo relacionado con el trabajo en equipo. Reconoce, aprueba y desaprueba la conducta de los integrantes del equipo, establece sus niveles de esfuerzo y cumplimiento.
En fin, el líder ideal es el que tiene el apoyo de los miembros del equipo y hace que su trabajo sea estimulante y acogedor. También tiene estrategias que fomentan el trabajo en equipo como: un programa objetivo que estipule objetivos y metas alcanzables; definir la organización interna estableciendo calendario de reuniones y las funciones de cada uno; generar el interés individual y colectivo por alcanzar el o los objetivos; suministrar la información para que el equipo funcione, ejercer una comunicación fluida y escuchar a todos; respetar los desacuerdos y generar el afecto entre todos; generar un clima de trabajo agradable incluyendo aspectos físicos y psicológicos; definir y respetar los tiempos (períodos) para lograr la misión; generar en el equipo un clima democrático (ejercer la libre expresión) donde cada idea debe ser una idea común del equipo; ejercitar el consenso en la toma de decisiones; también predisposición exenta de egoísmo para colaborar e intercambiar conocimientos y destrezas.
Al finalizar, ensayemos una definición aproximada de lo que es un líder. Si el ser humano ha sido creado para servir, crear y construir, ha sido creado para inspirar y por esa vía impulsar a otros en su desarrollo, entonces ha sido creado para ser líder.
Un buen líder debe ser consciente de que el cáncer del liderazgo es la ADULACIÓN y la DEMAGOCIA, y que para tener capacidad de liderazgo, tiene que arriesgar a equivocarse y a que se rían de él aquellos que nunca hablan porque nunca intentan algo bueno, y sólo abren la boca para denostar.
El autor es Ingeniero y Profesor Militar.
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