Lluvia de regalos

Con mi habitual inocencia dije a mi comadre cochabambina: ¡qué bueno y generoso es el presidente Evo que con su propia plata ha comprado hermosos regalos para los habitantes del TIPNIS y se los ha ido a entregar en persona!

Mi comadre abrió sus ojos chaskañawis desmesuradamente y me dijo: “creo que está usted muy viejo, compadre, o se ha vuelto un “coxuáter” como usted llama a los levudos y a otros ciudadanos cuyos calificativos también terminan en “udos”, aunque yo insistí en la bondad y generosidad del presidente Evo, lo cual provocó mayores explicaciones de la inteligente cochabambina.

“Sabe usted, compadre, -me dijo- los regalos que está entregando el presidente Evo en los territorios del Parque Nacional Isiboro Sécure no son comprados con plata de su bolsillo, sino con dineros del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico, o sea del pueblo boliviano”.

Como soy bastante brutito, me atreví a replicar a mi comadre diciendo: “si Evo hubiera comprado tantos motores fuera de borda a los ribereños benianos utilizando el dinero de todos, estoy seguro de que habría pedido autorización legal de algún organismo que controle los gastos estatales no incluidos en el Presupuesto General, pero “le metió nomás” sin perder el tiempo en pedirnos nuestras tarjetas (la suya y la mía) para incluirlas en tan hermosos regalos”.

Al no gustarle mi discernimiento, la ilustrada cochabambina me miró despectivamente y dijo: “veo, compadre, que los años le han reblandecido el cerebro y otras cosas más porque usted no entiende que a Evo no le importa que los benianos del TIPNIS sepan que esos obsequios han sido comprados con dineros del Estado y lo único que le interesa es que él entregue los obsequios con sus propias manos”.

Cumpliendo mi papel de mamacallos insufrible, dije a la clarividente cochala: “es que yo he sabido, comadre, que el presidente Evo gana un sueldo regular y su gobierno ha eliminado ese capítulo de “Gastos Reservados” que utilizaron gobiernos anteriores y que a pesar de eso y seguramente trabajando horas extras y merecidos viáticos cuando viaja frecuentemente al exterior del país, ha podido reunir unos pesitos para regalar a los benianos del Parque Isiboro Sécure muchos paneles solares para producir energía solar a los pahuichis de esa región beniana y hasta pudo llevarles de regalo centenares de teléfonos móviles...”.

Mi comadre ya no pudo aguantar más mis raquíticos razonamientos y me dijo en tono claro y enérgico: “Basta ya, compadre, tontolín de mis chinchulines y lelo de mis entretelas, tiene usted que comprender de una vez por todas que “El Estado es Evo” y que él ¡¡puede gastar la plata que quiera y también regalar lo que quiera a los que le da la gana!!”.