Medios empresariales y académicos del país consideran como “alarmante” el descenso paulatino de las exportaciones de bienes industriales nacionales, el mismo que en su reflejo estadístico muestra que mientras en el año 2000 esas exportaciones alcanzaron el 44 por ciento del valor total las exportaciones, al presente descendieron al 24%, vale decir una reducción de alrededor del 50%, con tendencia a bajar aún más.
Al respecto, los analistas consideran que ese dato estadístico no sólo afecta a la economía, sino también tiene aspectos políticos, en particular cuando se señala que la producción de bienes industriales tuvo una caída espectacular, determinando que Bolivia ha vuelto a convertirse en país colonial de tipo monoproductor que, por un lado, ha dejado de industrializarse y, por otro, sólo se beneficia con el espejismo de la notable alza de las cotizaciones de las materias primas en el mercado internacional que, por lo demás, corre el riesgo de derrumbarse de un momento a otro.
Datos de la Unidad de Comercio Exterior de la Cámara de Industrias revelan que mientras el año 2000 las exportaciones de bienes industriales manufacturados de Bolivia alcanzaron el 44% del valor de las exportaciones, el año 2011 se redujeron casi a la mitad o sea sólo hasta el 24%, dato informativo que no sólo causa preocupación sino debe ser objeto de atención de parte de los medios gubernativos en cuyas espaldas recae esa responsabilidad.
Los datos numéricos agregan otro indicador no menos alarmante que señala que desde el año 2000 al presente existe un gradual descenso de la participación de las exportaciones industriales que, sin considerar bienes derivados del petróleo y metálicos, cayeron en más del 7 por ciento. En efecto, mientras la producción industrial boliviana tiene una fuerte tendencia a caer, por otro lado seguimos exportando mayores cantidades de materias primas, lo cual es una referencia de que el país está retornando a la condición de país exportador de recursos naturales sin valor agregado, o sea lo que en términos políticos se denomina “retornar a la condición colonial” con todos los graves problemas que significa.
A ese poco optimista panorama económico se debe agregar algunas otras malas noticias, entre ellas que en términos de volumen las exportaciones sólo se incrementaron en 3 por ciento, mostrando el fuerte efecto de los precios internacionales, siempre según los datos de la Cámara de Industrias.
La reducción en volumen de las exportaciones no tradicionales ha sido la más significativa, tanto por la caída de los niveles de producción y productividad, como por políticas erráticas del Gobierno, por ejemplo la prohibición para exportación de azúcar, maíz y otros en años recientes y, especialmente, a raíz de haberse cerrado importantes mercados de consumo internacionales con los que anteriormente se beneficiaba la industria nacional.
Al respecto, tanto Estados Unidos como países de la Unión Europea han dejado de ser mercados de consumo para la producción boliviana, lo cual determina dentro del país mayores índices de desempleo, destrucción de las escasas fuerzas productivas de la población, aumento de la pobreza, etc., aunque medios oficiales digan lo contrario.
Los datos numéricos citados revelan claros indicios de malestar en la salud de la economía boliviana, con el agravante de que la tendencia continuará en velocidad geométrica y sin posibilidad de encontrar freno a su vertiginosa caída.
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