David Livingstone, el gran explorador y misionero escocés (1813-1873), fue el primero en internarse en el entonces desconocido continente negro, Africa. Un día, al frente de una expedición caminaba por la espesa selva cuando creyó escuchar un fuerte rumor, apresuró el camino y no tardó en descubrir la causa: era el enorme volumen de agua del río Zambeze que se precipitaba en un abismo desde 130 metros de altura. ¡Livingstone había descubierto la catarata más grande del mundo! La bautizó con el nombre de “La gran reina Victoria” en homenaje a la reina Victoria de Inglaterra.