La noticia de perfil
Como todos los días, mi heroína cochabambina cumplía sagradamente la promesa que le hizo a mi esposa de leer en voz alta los periódicos principales del país, entre ellos EL DIARIO que es casi tan antiguo como yo.
De pronto, la cholita se puso a llorar y me dijo: “ay, compadre, acabo de leer el siguiente aviso necrológico: “El Sistema de Salud Boliviano comunica al público en general el sensible fallecimiento de Doña Democracia Boliviana. Que su recuerdo perdure en nosotros e invita al pueblo boliviano al traslado de sus restos mortales”.
La arrebaté el periódico de sus manos, me lo llevé a los ojos y comprobé que el mencionado aviso necrológico se hallaba publicado en la edición del domingo pasado.
Como los ancianos somos muy propensos al llanto, mi comadre se propuso evitar el mío y tomándome de las manitas me dijo con ternura: “no llore, compadrituy, porque Doña Democracia no ha muerto, sólo está herida, escarnecida y burlada en muchos lugares del país, pero está viva en nuestros corazones, en el suyo y en el mío, y en el de muchísima gente boliviana”. Sus palabras me conmovieron y quise abrazarla, pero ella me contuvo y me dijo: “no se aproveche, compadre, porque en nombre de la Democracia se han cometido muchas violaciones, quiero decir: muchas violaciones a la ley”.
La cochabambina, con la inteligencia que la caracteriza, me dijo: “a pesar del aviso necrológico que comunica esa muerte, vive y seguirá viviendo en nuestro país porque los bolivianos no somos tontos y sabremos siempre diferenciar a los que creen y luchan por ella y conocemos muy bien a los marrulleros que actúan dictatorialmente arrollando a quienes se oponen a sus designios marxistas-kataristas…”.
Cuando ella se dio cuenta que estaba abusando de su inteligencia y de su ilustración cochabambinas, decidió bajar de su Tunari intelectual y me dijo moviendo sus caderas al ritmo de la cumbia “La pollera colorada”: “no lloremos, compadre, al pensar que Doña Democracia ha muerto y rectifiquemos esa trágica noticia asegurando a nuestros amigos que ella sigue vivita y coleando, abofeteada, escarnecida y burlada con consultas previas que se realizarán después de consumados los hechos, pero Doña Democracia sigue en pie y no sólo en pie sino estando de parranda”.
Quiso llevarme a una fiesta previa a la fiesta del Gran Poder, pero yo me negué a acompañarla aduciendo mi crisis económica agravada ahora con el anuncio de las autoridades que se elevarán los sueldos y salarios en 18 por ciento, lo que elevó el costo de vida en un 40 por ciento.
La generosa cochabambina me llevó a parrandear a El Alto asegurándome que mientras ella esté a mi lado nada me faltará.
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