La economía boliviana marcha adelante pese a la crisis financiera mundial, con un crecimiento económico, en los últimos años, de 5% a 6% con la bolivianización y el comienzo de la industrialización. Estos son los resultados del esfuerzo del Gobierno boliviano y de la gestión económica del presidente Evo Morales que ha sido excelente.
Hasta los 60’s, la República de Corea era uno de los países más pobres del mundo. Sin embargo, en un plazo de treinta años, en las décadas de los 60’s, 70’s y 80’s, Corea realizó la industrialización de varios sectores como el automotriz, astillero, semiconductores, farmacéuticos, equipos médicos, textiles, maquinarias y actualmente tecnología informática.
En este mismo contexto, cabe señalar que a pesar de que Corea no tiene petróleo, gas, y contamos con poco hierro, realizamos la industrialización de dichos productos mediante petroquímica, siderurgia y refinería. Entonces, ¿cuáles serían mis recomendaciones para que el Estado boliviano se convierta en una potencia mundial? Repasando la experiencia coreana, podemos sacar una posible perspectiva o dirección de política económica para Bolivia. Considero que los siguientes puntos serían de mucha importancia para un próspero futuro del Estado Plurinacional.
La eficiencia de las empresas estatales es un tema muy importante, ya que algunas de las mismas son los motores de la economía boliviana e industria. En tal sentido, es fundamental mantener y mejorar la eficacia de estas empresas.
La industrialización de varios sectores. El Gobierno boliviano dio un paso adelante para la industrialización de sus recursos naturales como la planta de separación de licuados de gas en Gran Chaco, la planta de urea y amoniaco en Cochabamba y la puesta en marcha del proyecto de industrialización de baterías de litio en el Salar de Uyuni.
Estas son metas grandes para el desarrollo económico de Bolivia, pero es necesaria la industrialización de más sectores, no limitándose al sector minero y energético, considerando que Bolivia debe mantener la economía para sus diez millones de habitantes. Para eso se necesitará más fortalecimiento de la función de planificación y la creación de academias de política económica, tecnología e innovación intelectual.
La inversión extranjera será un tema muy importante que podrá generar puestos de trabajo para los bolivianos, los mismos podrán recibir información y adquirir tecnología para que en un futuro sean ellos los que consigan abrir fábricas nuevas y puedan vender sus propios productos en el mercado mundial. Esta inversión contribuirá a la industrialización boliviana.
No obstante, es entendible el rechazo y las preocupaciones de los bolivianos en relación con las inversiones extranjeras, dadas las experiencias pasadas en las cuales el capitalismo habría sido sinónimo de explotación de los recursos de los bolivianos por transnacionales.
Si existe suficiente capital y tecnología en Bolivia para generar trabajos y establecer fábricas, no se necesitará depender de inversión extranjera en un futuro. En muchos países faltan uno o más elementos económicos, como ser materia prima, capital, tecnología, recursos humanos competentes, mercados, etc. De esta manera es necesario invitar a las inversiones extranjeras, para que también se pueda aprender de sus experiencias, especialmente en el área tecnológica, con mucha sabiduría para que se evite el sufrimiento y daño que empresas capitalistas causaron en el pasado.
Otro punto importante es la mejora en producción y mayor esfuerzo para exportar productos bolivianos al mercado mundial; vino tarijeño, singani, quinua, café, productos de alpaca y vicuña, papa, chuño, haba y trucha. Los tratados de libre comercio podrían incentivar las exportaciones de dichos productos bolivianos. Después del Tratado de Libre Comercio que se firmó entre Chile y Corea, el vino chileno disparó sus ventas. De igual forma, Corea, mediante el Tratado de Libre Comercio con Perú, importa café sin aranceles. El arancel de 800% para la quinua peruana se eliminará por completo en un periodo de 10 años. El libre comercio podría ayudar a un crecimiento en la economía boliviana firmando tratados con países amigos y contando con negociaciones que sean beneficiosas para las industrias bolivianas.
El modelo económico coreano no es el único para los países en vías de desarrollo, pero podría ser útil y recomendable en algunos aspectos. La economía política coreana fue basada en intervenciones y planificaciones gubernamentales en las décadas de los 60’s, 70’s y 80’s, posteriormente el Gobierno dio paso al mercado. Compartiendo la experiencia coreana le deseo a Bolivia que industrialice sus sectores en un futuro, esperemos en 20 años.
Young-wook Chun es Embajador de la República de Corea.
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